¿Cómo interpretar los recientes viajes de Maduro?

Leonardo Vera / Informe Carpe Diem.–  Como una reacción de malestar frente a su exclusión de la Novena Cumbre de las Américas, organizada por la Casa Blanca en Los Ángeles, California, Maduro emprendió un imprevisto viaje de 10 días hacia países de Euroasia y el norte de África que incluyó a Turquía, Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán.

La opacidad de su agenda no permite conocer a cabalidad los objetivos concretos de la gira. De hecho, más allá de la reafirmación de lazos y algunos planes para promover en el futuro ciertos acuerdos de cooperación, la gira no pareció traer ningún logró extraordinario, pero si debe ser interpretada como un envío de señales.

La forma repentina con que se organizó el viaje, y el momento escogido indica que se trata de un esfuerzo por estrechar aún más las relaciones con países claramente fuera de la esfera de influencia norteamericana, con un objetivo último de visibilizar esas relaciones frente a occidente.

El viaje, en cierto sentido, intenta ser un potente mensaje de Maduro sobre cuáles son sus verdaderos aliados, indicando además qué si le cierran la tribuna de las Américas, encontrará otras tribunas igual de importantes al otro lado del mundo.

Lo cierto es que a su llegada de la gira lo mejor que pudo decir Nicolás Maduro fue que se lograron unos acuerdos generales, y que en las siguientes semanas se celebrarían encuentros en Caracas con los representantes del gobierno de Turquía, donde se reunió el 8 de junio con su homólogo, Recep Tayyip Erdogan, firmó tres nuevos acuerdos en las esferas del turismo, la agricultura y las finanzas.

En Argelia se reunió con el primer mandatario, Abdelmadjid Tebboune, con quien abordó temas bilaterales, primordialmente energéticos, culturales, agrícolas y económicos, entre ellos la posibilidad de abrir una ruta aérea entre Argel y Caracas.

En Irán fue recibido fue recibido por el presidente, Ebrahim Raisí y con quien asistió al palacio Sad Abad de Teherán a la firma de un acuerdo a largo plazo, en un encuentro definido como el comienzo de “una amistad indestructible”. Allí se firmó un documento de cooperación por el lapso de 20 años entre los dos países para el desarrollo de las relaciones en diferentes campos. No trascendieron detalles de lo firmado más allá de que abarcan los sectores de petróleo, petroquímica, turismo, alimentación y tecnología.

Incentivos de EEUU son insuficientes para Maduro

Irán ha venido siendo uno de los más estrechos socios de Nicolás Maduro en materia petrolera. Irán ha venido asumiendo el control operativo de algunas refinerías en el país y ha venido ofreciendo insumos a la industria local para que pueda producir gasolina.

La visita a Irán ocurre mientras las tensiones en todo Medio Oriente son elevadas luego del fracaso del pacto nuclear entre Irán y las potencias mundiales. El fracaso se da en un marco donde aún prevalecen las sanciones estadounidenses y con un alza global de los precios de los alimentos que asfixian a la renqueante economía iraní y aumentan la presión sobre su gobierno y su población.

En Kuwait Maduro fue recibido en el Palacio Bayán por el primer ministro, Ahmed Nasser al Mohamed Al Sabah, y el presidente de la Asamblea Nacional, Marzouq Al Ghanem. En la reunión acordaron activar una comisión mixta de cooperación en materia política, diplomática, financiera, comercial, turística, energética y agrícola. Asimismo, se encontró con el Secretario General designado de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el kuwaití Haitham al Ghais, nombrado en enero pasado, y quien asumirá el cargo el próximo mes de agosto. 

En Qatar fue recibido por el ministro catarí de Relaciones Exteriores, el sultán bin Saad Al Muraikhi para luego reunirse en el palacio de Gobierno Emiri Diwan, con el emir Tamim bin Hamad Al Thani en lo que es su segunda visita oficial a Doha. Las conversaciones y acuerdos simplemente se concretaron a la ampliación de los vínculos de cooperación, especialmente en el área de energía, agricultura y turismo.

Finalmente, Maduro estuvo en Azerbaiyán, donde sólo pudo entablar diálogo con su homólogo Ilham Heydar Oglu Aliyev por videoconferencia, a raíz de resultados sospechosos en las pruebas de la COVID-19 realizadas a integrantes de la delegación venezolana.

La sorpresa vino días después, cuando Nicolás Maduro ya en Caracas anunció la visita de funcionarios estadounidenses para abordar una «agenda bilateral». La visita, que desató múltiples expectativas y especulaciones, se produjo días después de que la familia del exmarine estadounidense preso en Venezuela, Matthew Heath, dijera que éste había intentado suicidarse y se quejara de que el gobierno estadounidense no había reaccionado rápidamente ante las preocupaciones sobre su estado.

EEUU sigue mostrando las contradicciones de su política exterior sobre Venezuela

 La nueva misión que vino a Caracas estuvo formada por Roger Carstens, enviado especial para asuntos de rehenes del Departamento de Estado; y Jimmy Story, el embajador de Estados Unidos en Venezuela. Carstens ya había estado en Caracas seis meses atrás en un intento por verificar “el bienestar y la seguridad” de los estadounidenses detenidos en Venezuela, especialmente los ejecutivos de CITGO.

Si bien la presencia de Carstens está fundamentalmente ligada al tema de los presos norteamericanos, sin la menor duda (y como lo expresó Maduro) también intenta dar continuidad a las comunicaciones iniciadas el 5 de marzo y a la agenda bilateral entre el Gobierno de Estados Unidos y el Gobierno de Venezuela.

Por su parte la oposición afirmaba haberse reunido simultáneamente y por separado con los miembros de la misión, en particular con el embajador Story, en un esfuerzo que sin duda intenta impulsar la reanudación de las negociaciones con el gobierno.

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