El supuesto plan de Rusia para enviar tropas a Cuba y Venezuela si EEUU y la OTAN se expanden al Este de Europa ha vuelto a colocar en el centro del debate público la presencia rusa en Venezuela.

Hablando en una entrevista con la televisión rusa RTVI, el vicecanciller ruso Sergei Ryabkov dijo que no confirmaría ni descartaría la posibilidad de poner infraestructura militar en estos dos países.

Ryabkov señaló que “todo depende de la acción de nuestros homólogos estadounidenses”, y señaló que el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que se podría tomar medidas “técnico-militares si Estados Unidos actúa para provocar a Rusia y aumentar la presión militar sobre el país”.

Rocío San Miguel, directora de Control Ciudadano, catalogó las declaraciones de Riabkov como lamentables, al tiempo que recordó que utilizar “a Cuba y Venezuela como herramientas de amenaza geopolítica reedita una postura imperial que históricamente ha sido condenada por Latinoamérica”.

Sin embrago, San Miguel aspira que estas declaraciones solo sean parte de “una política de micrófonos como estrategia entre Washington y Moscú para dividir sus diferencias”.

Para la directora de Control Ciudadano de concretarse este escenario “puede implicar cualquier cosa para Venezuela, desde tropas rusas hasta la presencia de mercenarios (…) En Venezuela no queremos el experimento que está realizando Rusia en África, dando carta blanca a agentes independientes de política exterior como el grupo Warner, una compañía privada militar rusa”.

Por otra parte, analistas militares consultados por Diario Las Américas, sostienen que aumentar la presencia militar rusa en Cuba y Venezuela puede servir al gobierno de Putin en una eventual mesa de negociación sobre Ucrania.

Aliado geopolítico

Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia de Venezuela, en febrero de 1999, se abocó a romper los vínculos existentes entre las Fuerzas Armadas venezolanas y Estados Unidos. En materia de adquisiciones, suspendió órdenes pendientes de material militar de manufactura norteamericana y prohibió nuevas compras en ese país.

Según el monitoreo de la organización Control Ciudadano en el primer quinquenio del gobierno de Chávez, se adquirió material militar en varios países occidentales: vehículos tácticos en Austria y Suiza; aviones de transporte en Francia; radares y sistemas de dirección de tiro para misiles antiaéreos en Holanda, entre otros equipos. Además, Estados Unidos continuó suministrando las piezas de recambio para los sistemas norteamericanos en uso por las Fuerzas Armadas venezolanas

En 2004 -se recuerda en los informes de Control Ciudadano- Chávez trazó tres líneas estratégicas para conceptualizar la nueva doctrina militar venezolana: Defensa Integral de la Nación. La primera línea estratégica, denominada Fortalecimiento del Poder Militar, comprendía la ejecución de un plan de re equipamiento militar, que incluía tanto la adquisición de nuevos sistemas de armas, como la recuperación de los existentes. La idea se centraba en encontrar fuentes alternativas para el suministro de material militar y establecer una industria bélica local.

En los informes de Control Ciudadano se recuerda que “a mediados de la década pasada, el presidente Chávez rompió totalmente los nexos militares con Estados Unidos. Washington reaccionó dictando una resolución prohibiendo la venta y transferencia de armamento y tecnología militar norteamericana a Venezuela, la cual entró en vigor el 1º de octubre de 2006, aunque de hecho se había puesto en práctica un año antes (…) Al veto norteamericano se unieron países aliados de los Estados Unidos o relacionados con la industria de defensa norteamericana, muchos de los cuales, eran proveedores de las fuerzas armadas venezolanas”

La severidad del bloqueo estadounidense impidió, incluso, que fabricantes de equipos militares de países cuyos gobiernos eran amigos del gobierno venezolano, pudiesen cumplir compromisos preestablecidos con Venezuela debido a que sus productos tenían tecnología o componentes norteamericanos. Es el caso, por ejemplo, de Brasil y España.

En consecuencia, el gobierno venezolano, aparte de sus motivaciones de índole política e ideológica, a partir de entonces, ha tenido que recurrir a sus nuevos aliados estratégicos, particularmente China y Rusia, para que le suministren los materiales que requieren sus fuerzas armadas.

Secretismo

En el caso concreto de Rusia, los acuerdos militares firmados con el gobierno venezolano se mantienen como secretos desde hace 17 años.

No obstante, los pocos detalles públicos que existen sobre estos acuerdos permiten afirmar que Venezuela -especialmente durante el mandato de Hugo Chávez- ha comprado a Rusia armas, unidades y equipos militares valorados en centenares de millones de dólares. Sin embargo, las compras han disminuido significativamente durante los últimos cuatro años; en parte, por la crisis económica que confrontan el país bajo la administración de Nicolás Maduro.

Según el seguimiento que realiza la organización Control Ciudadano durante el año 2021 solo se registra oficialmente la compra (en cantidades no especificadas) de vehículos de reconocimiento aéreos remotamente tripulado (dron).

Mientras entre 2019 y 2020 se compró a Rusia el sistema de vuelo simulado Su-30MK2, que consisten en simuladores de vuelo para instrucción de tripulantes de aviones de caza Su-30MK2. En 2018 Venezuela compró un Graft, que consiste en un sistema central para monitoreo del parque de armamento en tiempo real. También destaca (en 2018) la adquisición del Centro de Mantenimiento Móvil Complejo móvil de mantenimiento y reparación de sistemas blindados y de artillería de campaña.

Las compras de los últimos cuatro años contrastan con las realizadas entre 2005 y 2012 cuando Hugo Chávez adquirió en Rusia tanques, vehículos de combate y lanzamisiles portátiles antiaéreos y antitanques; 100 mil fusiles AK-103 y AK-104, dos docenas de aviones de caza y 60 helicópteros principalmente.

Estas compras disminuyeron durante los tres primeros años de presidencia de Nicolás Maduro cuando, oficialmente, solo se reporta la compra de un simulador de guerra naval, una cantidad no especificada de pistolas Parabellum (calibre 9×19 milímetros) y 13 aviones caza.

Compras sin control

La presidenta de Control Ciudadano Rocío San Miguel destaca cinco elementos de preocupación al momento de valorar la adquisición de sistemas de armas por parte del Estado venezolano: La opacidad; la ausencia de control parlamentario sobre la adquisición de sistemas de armas; ausencia de control previo o posterior por parte de la Contraloría General de la República o Contraloría General de la Fuerza Armada Nacional; la ausencia de licitaciones para la escogencia o selección y los problemas de operatividad que han mostrado algunos sistemas.

De hecho, es imposible determinar con exactitud la cantidad, modelo y costo de los equipos militares adquiridos por Venezuela debido a que en la anterior Asamblea Nacional (dominada por el chavismo) se acordó decretar la confidencialidad de los acuerdos militares suscritos con Rusia y Bielorrusia.

Los últimos de estos acuerdos se firmaron en diciembre de 2021, cuando representantes de Maduro y el embajador de Rusia acreditado en Venezuela, Sergei Melik-Bagdasarov “revisaron la agenda de cooperación bilateral desarrollada durante 2021, y se comprometieron a seguir avanzando en el apoyo y cooperación mutua, tras los fructíferos acuerdos alcanzados en áreas de educación, salud, defensa, tecnología, energía, vivienda, comercio y agricultura”.

A partir de estos acuerdos funcionarios rusos han insistido que se aspira a fabricar rifles Kalashnikov en Venezuela. Según Valeria Reshétnikova, portavoz del Servicio Federal de Cooperación Militar y Técnica de Rusia “el lanzamiento de la planta para fabricar rifles Kalashnikov en Venezuela tuvo que posponerse durante 2021 como consecuencia de las sanciones impuestas por Estados Unidos (…) Los especialistas rusos han comenzado a preparar los equipos de proceso y las líneas de montaje. Esperamos lanzarlo en 2022”.

Sin embargo, la presidenta de Control Ciudadano recuerda: “la demora por casi dos décadas en la instalación de la fábrica Kalashnikov en Venezuela, esta demostrando lo poco confiables que son los rusos para el país en materia de cooperación militar”.

Aseguran que ya existen bases rusas en Venezuela
A partir de las declaraciones viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, Manuel Cristopher Figuera, ex director de la Inteligencia del gobierno de Nicolás Maduro aseguró que en el país ya existen dos bases militares rusas. En un comunicado el ex director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional señaló que una de estas bases se encuentra dentro de la 41° Brigada en Valencia, estado Carabobo, y la otra en Manzanares, estado Miranda, donde funciona la Base Militar Rusa de Exploración de Comunicaciones e Inteligencia.