El Real Madrid terminó el año 2006 con un partido patético ante el Recreativo. Voy a explicar mi adjetivo: Patético porque el Madrid no juega a nada; solo a correr y “machacar” al contrario y que la suerte -y la puntería de Van Nistelroy- hagan lo demás. El equipo no tiene “ideas”, básicamente porque carece de mediocampo. Guti es excelente como “acompañante” de un verdadero número 10, no para llevar el peso del Real Madrid en sus botas. No hay que engañarse, el “14” no es Figo, ni mucho menos Zidane.

Así que el aporte de Capello se limita a lograr que un equipo que caminaba los 90 minutos en la pasada temporada, ahora corra durante los dos tiempos, sin norte, pero por lo menos corren que ya es algo..

Aunque parezca mentira -porque se perdió 0-3- los mejores jugadores del equipo fueron Sergio Ramos y Michel Salgado. No obstante, la defensa del Madrid continúa siendo un coladero. Roberto Carlos se limita a exhibir su peor faceta; es decir, estar siempre desubicado. Cuando el brasileño perdió las carreras por la banda y la sorpresa que generaba su aparición como extremo, se convirtió en un jugador excesivamente normal…espero que Marcelo -que debe debutar en enero- lo retire del fútbol activo, por su bien y por el del Madrid. De Cannavaro voy a hablar poco porque ya le he dedicado dos textos, sin embargo: “que mal está jugando”. Es todo lo que tengo que decir.

A pesar que este Madrid no se parece en nada al equipo que dirigió Capello hace algunos años -¿será que en aquel once estaba Redondo?- debo reconocer que el italiano no se equivoca al colocar el doble pivote. (Y eso que prefiero el fútbol ofensivo) El de hoy fue el primer partido de la temporada en que Capello no alineó -desde el inicio- a Diarra y a partir del segundo tiempo sacó a Emerson. Tan mal vería el partido el italiano que tuvo que renunciar a su principal estilo para tratar de salvar los platos rotos. No obstante, la ausencia del controvertido doble pivoto no ayudó en nada, al contrario, agrandó los problemas, al extremo que el Madrid jugó tan mal el segundo tiempo que me recordó al equipo que dirigía Luxemburgo, que ya es decir bastante….en esencia, sólo faltó que Cannavaro se marcara un autogol –al mejor estilo Ricardo Rocha- para culminar la decepción de la noche.

¿Moraleja? Este equipo sólo se fundamenta en el despliegue físico del criticado doble pivote; no tiene fútbol colectivo, no tiene sistema de juego y mucho menos tiene posibilidades de ganar algún título. Espero que la incorporación del Pipita en enero -y ojala que fichen Gago- sirvan para recomponer la alineación, dejando en el banco a Emerson y Raúl. Capaz y con una alineación más balanceado y con un cerebro en el campo, se mejore la patética imagen que se está ofreciendo en el primer tramo de esta temporada.