Qué campaña electoral tan triste y nefasta! Por primera vez en 10 años asistimos a un verdadero proceso electoral regional. Seamos sinceros: en el año 2004 el referendo revocatorio presidencial asesinó la campaña regional, al punto de desmovilizar -por las denuncias de fraude y la desconfianza en el sistema electoral- a la mayoría de los electores de oposición.
El proceso del año 2000 tampoco fue la panacea, esas elecciones regionales fueron saboteadas por la relegitimación del cargo de Presidente, la gallina que usaba Arias Cárdenas para debatir sólo en televisión -si Chávez hubiese visto este comercial seguro no lo designa embajador ante la ONU- o los ojos vidriosos, lágrima incluida corriendo por la mejilla, de Eduardo Semtei, el hombre “28, 28, 28”.Así que el último proceso regional verdadero fue el del año 1998. Sin embargo, ese debate regional también fue boicoteado.
Fue el año de la reforma parcial de la Ley Orgánica del Sufragio, que terminó en la separación de las elecciones para evitar el efecto portaaviones de Chávez. Así que me quedo corto en la afirmación inicial. Pensándolo mejor el último debate de propuestas regionales se remonta a 1993, pero ese año es el inicio de la muerte del sistema de partidos tradicionales, el nacimiento del chiripero, así que en ese proceso tampoco se debatieron las ideas y propuestas para las regiones.
Con esta desoladora historia de procesos regionales se presentan los candidatos a la elección regional de 2008, en la cual se separa -otra vez- de forma inexplicable la selección de los alcaldes y de los concejos municipales. Salvo contadas excepciones -como Carlos Ocariz, Jorge Rodríguez o Roberto Smith- los 8 mil candidatos que aspiran obtener alguna de las 603 becas -perdón, cargos- que están en juego se dedican a jugar con la polarización, sin presentar propuestas creíbles.
¿Y por qué me sorprendo? Son políticos. Sin importar el color de la camisa que exhiban en este momento, llevan 50 años sin ofrecerle soluciones a este pobre país.No obstante el peor problema somos los votantes. Según el último estudio de opinión pública de Keller y Asociados (1.200 encuestas en 65 centros urbanos, realizadas entre el 18 de agosto y el 2 de septiembre, con un error muestral de 2,89% y una cobertura de 78% de la población) 38% de los venezolanos aspira a votar por el candidato de la oposición en su región y 34% realizará lo propio por el candidato postulado por el PSUV.Apenas 5% está convencido de apoyar al que proponga mejores ideas para cada estado o municipio y 22% aún no sabe qué lado de la polarización escoger.
Es que no aprendemos. La inseguridad nos roba la tranquilidad, la crisis económica nos impide comprar las condiciones para un futuro mejor, la falta de vías hace que nuestra vida transcurra frente a un volante, en vez de invertir ese tiempo productivamente, y aún así lo que nos importa es el color de la camisa del candidato, no lo que propone, sus credenciales o la viabilidad de sus propuestas. Pobre país.