… Con toda seguridad en los últimos nueve años escribí dos docenas de crónicas de marchas en las cuales hice referencia a esa práctica tan adeca -ahora populariza por el gobierno- de regalarle a la gente prendas para que se uniforme en las marchas. Con lujo de detalle debo haber descrito cómo llega el camión con las camisas y las gorras empaquetadas y el procedimiento empleado para “repartir” el souvenir…
Evidentemente –como me imagino que todo ustedes comprenderán- el “detalle” de presenciar cómo los trabajadores públicos tienen que uniformarse para ir a un evento oficial y reflejarlo en mis textos es ampliamente celebrado por mis jefes…
Pues ahora resulta que la gorra y la franelita me las dieron a mí. El 1 de agosto cumpliré nueve años en el diario El Universal. En estos 108 meses he recibido 32 regalos corporativos. 28 de ellos son cartas colectivas, con la firma (digitalizada) de algún vicepresidente felicitándome por “el excelente trabajo” que desarrollé en alguna pauta, trabajo que seguramente no se terminó de leer…
Los cuatro regalos restantes son: un bolsito negro, un bolsito de comida…y la gorra y la franelita.
Y ustedes se preguntarán: ¿Qué importa que la empresa quiera colaborar con la marcha por el Día del Periodista?
Y yo les responderé: Si la camisa y la gorrita en cuestión tuviesen un mensaje alusivo a la libertad de expresión, al día del periodista, a los derechos civiles, hicieran referencia a periodistas asesinados, desaparecidos…pues perfecto, la contribución sería bienvenida.
No obstante la camisita blanca (tipo ovejita) tiene una inscripción en cada manga. En letras negras y fondo amarillo se puede leer: “El Universal”.
La gorra, de color negro, repite el concepto. Sobre un gran fondo amarillo se puede leer: “El Universal”.
Ahora les preguntaré a los que aún no han dejado de leer estas líneas: ¿Qué diferencia existe entre la camisa roja, rojita que dice: “gobierno bolivariano” y la contribución que acabo de recibir?
Ustedes me responderán: “Los chavistas van porque les pagan, ustedes van porque quieren”
Y yo les refutaré: Tiene ustedes la razón. A mí no me están pagando. Claro, tampoco me están descontando las horas que voy a estar sin hacer nada…
En definitiva: Seguramente iré a marchar con mi camisita blanca, aunque ese respaldo de “todos” los gremios (incluidos los empresarios) no deja de sorprenderme, especialmente porque para defender el sueldo y las condiciones de trabajo de los periodistas el apoyo gremial no existe, el patético caso del diario El Globo es el mejor ejemplo…
Iré a marchar, pero con mi camisa blanca alusiva al Día del Periodista, no convertido en el aviso andante de la empresa. La práctica de uniformar a la gente para vender una idea, o para promocionar a una organización es igual de nefasta, venga de donde venga.

P.D Hace cinco años, uno de los “chivos” ordenó que a los periodistas se les dejara de entregar el presente que tradicionalmente se entregaba a los comunicadores sociales de la empresa cada 27 de junio. El presente en cuestión consistía en un chocolate de fina producción. ¿Argumento? “Si le les entrega un regalo por el día del periodista a los habrá que darle un regalo a los abogados, a los ingenieros, a las secretarias y a todos los profesionales en su día”.