El secreto a voces ya se confirmó: el gobernador del Zulia aspirará a convertirse en el nuevo alcalde de Maracaibo. Evidentemente el ex candidato presidencial no tiene ningún tipo de impedimento legal, ni electoral, para aspirar a ser el burgomaestre de la capital del estado, cargo que ya ocupó en la década de los años noventa. No obstante, su decisión es cuestionable y demuestra que aquellos que lo acusan de actuar igual que el Presidente no están tan errados en su percepción.
Para entender la aspiración de Manuel Rosales hay que primero responder una pregunta vital: ¿Su decisión es por el bien de la región o sólo por intereses personales? Rosales -y los rosalistas- dirán que el gobernador está haciendo un sacrificio porque la oposición necesita ganar la alcaldía de Maracaibo. Eso cierto, es una plaza importante que el antichavismo requiere. Sin embargo, todas las encuestas de opinión hechas hasta la fecha indican que la gobernación del Zulia no está en peligro y que la alcaldía de Maracaibo, si existe un candidato unitario que cuente con el respaldo del gobernador, dejará de ser “roja, rojita”
En la segunda quincena del mes de marzo cuando Rosales -de espaldas a la dirección nacional de Un Nuevo Tiempo- discutía su lanzamiento, Gian Carlo Di Martino -por intermedio del funcionario de la alcaldía del municipio Maracaibo, Pedro Barbosa- solicitó a la empresa Estadístico que evaluará la intención de voto en la zona. ¿Conclusión? Para la gobernación Pablo Pérez de UNT alcanza 51% de las preferencias mientras Di Martino apenas llega a 17,8%. ¿Y la alcaldía? Juan Pablo Guanipa (precandidato de Primero Justicia) capitaliza 20,8%. Muy lejos de su intención de voto está el teórico precandidato del PSUV: Calixto Ortega con apenas 9,5% de apoyo popular.
Al igual que las encuestas ordenadas por el gobierno, las de la oposición desarticulan el argumento que se necesita a Rosales para ganar la plaza de Maracaibo. Para Datanálisis 48% votaría por Guanipa y 20% lo haría por el candidato que abandera el PSUV. ¿Para qué se necesita la candidatura de Rosales?, en este caso lo que se requiere es su apoyo.
Encuestas en mano, el sacrificio al que hace alusión el ex candidato presidencial puede realizarse de otra manera. Si Rosales planea inmolarse políticamente por la región podría limitarse a respaldar al candidato de PJ -o al opositor mejor posicionado en las encuestas para junio- y dedicarse a culminar la tarea inconclusa que dejó en el año 2006: reunificar a la oposición. No es necesario que aspire a perpetuarse en el poder para lograrlo, aunque es evidente que es mucho más fácil conseguir recursos para actividades políticas si se tiene alguna posición de poder.
El dilema de Rosales tiene nombre y apellido: Leopoldo López. El actual alcalde de Chacao lo está desplazando en la percepción colectiva de la oposición. El nombre que suena para devolver el equilibrio al antichavismo ya no es el del gobernador del Zulia sino el del ex justiciero. Rosales -reconocen sus allegados- necesita conservar puestos de poder en el Zulia para competir con López y el efecto multiplicador de su inhabilitación política.
No se puede olvidar que ser alcalde de Maracaibo es una posición -electoralmente- privilegiada. La capital del Zulia tiene más peso electoral que la mayoría de los estados porque en esta jurisdicción están habilitados para sufragar, aproximadamente, 796.177 personas; lo que se traduce en que 1 de cada 3 electores del estado viven en la capital de la entidad.
Durante el año 2007 una parte importante del país se movilizó para criticar la Reforma Constitucional que parecía tener como fin último conseguir un escenario de legalidad para que el actual Presidente pudiese presentarse indefinidamente a la reelección.
Los argumentos de la oposición fueron claros en ese momento: se necesita alternabilidad en el poder. El chavismo argumentaba que el pueblo pedía que Chávez siguiera siendo Presidente (es lo que ahora dice Rosales) y recordaban que finalmente si los electores no estaban de acuerdo no votarían por Hugo Rafael. Por su parte la oposición recordaba que la pelea era desigual porque Chávez ostentaba el poder y ese poder, desafortunadamente, influye en el resultado electoral. Rosales es gobernador del Zulia desde el año 2000 y antes de 1998 fue alcalde de Maracaibo, ¿no necesita la región alternabilidad en el poder?
Obviamente si Rosales inscribe su candidatura para alcalde su triunfo está prácticamente garantizado. Sin embargo, por favor, que ni él -ni sus asesores- crean que pueden jugar con la inteligencia del venezolano al decir que el pueblo le pide que sea alcalde, porque lo que está haciendo es una burda maniobra para intentar relanzar su aspiración presidencial en el año 2012