Los adjetivos sobran y a la vez son insuficientes. Sin duda, pensé mucho en mi viejo… y en aquellas personas que me ojalá hubiesen podido estar a mi lado en ese momento. ¿lo primero que hice? Cuando Iniesta marcó brinqué, grité como nunca y me senté a llorar. Cuando Iker alzó la Copa seguía sentado, llorando.