Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste… No sé si te quería…
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho… no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí…
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
José Ángel Buesa
Soy nueva lectora de tu blogg y lo primero que leo es este poema… Mejor imposible! La verdad es que soy fiel creyente que los momentos, circunstancias, ocasiones, personas, libros, comentarios, poemas, amigos, etc, lo encuentran a uno y no al reves… A seguir leyendo a ver que otro tesoro me encuentro. Gracias!!!
Sin duda. Aplica y mucho. El Cap. 21 de Rayuela es básico en esa multihistoria.
“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario…” No es el capítulo 7, pero creo que aplica 😉