Colocar los cuadernos de votación al final de la mesa, eliminar el requisito de tener que rellenar la planilla de regulación para poder votar en caso de no ser reconocido por el Sistema de Autenticación Integrado (SAI) y auditar los 16 millones de huellas dactilares digitalizadas son las principales recomendaciones técnicas de la oposición al Consejo Nacional Electoral (CNE). 
Vicente Bello, uno de los representante del Comando Venezuela ante el organismo comicial, explica que se puede catalogar como “positivo” el avance del proyecto; no obstante asegura que existen observaciones dirigidas principalmente a garantizar que no se interfiera en el tiempo que necesita un elector para ejercer su voto y en la calidad y velocidad de respuesta del SAI a la verificación de las impresiones dactilares. 

El cuaderno al final 
Bello sostiene que una la recomendaciones de la oposición es que el cuaderno de votación se ubique al final de la herradura, para que el elector firme como constancia de haber votado, para dar cumplimiento a lo establecido en la Ley Orgánica de Procesos Electorales. 

Sin planilla 
Con relación a la planilla de regularización, Bello indica que el análisis realizado por los técnicos de oposición sugiere que ésta “no cumple ninguna función y puede convertirse en un obstáculo, sin justificación legal, un papel que después del 7 de octubre no tiene uso”. 
Recuerda que la cédula de identidad del elector es suficiente para identificarlo y si su huella dactilar no está o es de mala calidad en el sistema al capturarla ya estará actualizada y validada por el ejercicio del voto y la firma del cuaderno”. 

Auditoría a huellas 
El aspecto que más preocupa a los técnicos de la oposición es la calidad de las huellas dactilares, sean las capturadas por el CNE, en los ocho estados donde colocaban las captahuellas en el pasado, como las suministradas por el SAIME. 
“Nunca se ha podido revisar ese archivo -recuerda Bello- así como tampoco existe información del CNE que precise si con las captahuellas se detectó algún elector que intentó o votó varias veces”. 
Reitera que en el cronograma electoral no está prevista la auditoría de las huellas. Por esta razón, asegura que solicitarán que se audite ese archivo y que se realicen pruebas amplias, desde el punto de vista numérico, para verificar la calidad del reconocimiento de las huellas dactilares y la rapidez de respuesta. 

Un elector, un voto 
Con relación a que el SAI garantice el concepto “un elector, un voto”, como promociona el CNE, Bello aclara que hasta ahora, desde el punto de vista conceptual, “solo se garantiza que exista un elector, un voto en una mesa electoral”. 
No obstante, aclara que el sistema aún no puede garantizar que no existan “huellas duplicadas o dicho de otra manera, que desde el punto de vista de las huellas dactilares se haya verificado que no existen dos iguales, como se hace con los número de cédula de identidad de los votantes”. 
Bello coloca como ejemplo que en el Registro Electoral que se empleó para las elecciones parlamentarias del año 2000, existían 18.057 casos (0,01% del total de electores) de doble cedulados -el CNE los identifica con el término homónimos- es decir, electores que tienen igual nombre y apellido y fecha de nacimiento y varios números de cédula, y que deben tener la misma huella dactilar y están asignados a distintos Centros de Votación.