Las auditorías al archivo huellas de los electores se ha convertido en una de las revisiones más importantes dentro del conjunto de pruebas que se realizan al sistema automatizado de votación.

Con el inicio de la auditoría de huellas (prevista del 28 de septiembre al 2 de octubre) se vuelve a colocar como foco principal de exigencias por parte de los técnicos de la oposición de poder acceder y auditar los resultados de los distintos tipo de autenticación de huellas que podrían ocurrir durante las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no se pronuncian sobre esta petición, aunque si adelantaron a los técnicos de los partidos políticos que el porcentaje de electores con archivos de huellas de baja calidad bajaron del 7% que se habían registrado en la revisión del año 2012 a 3,7% del total de registros de electores habilitados para votar en los comicios parlamentarios.

Según los manuales organismo comicial todos los electores, antes de votar, deben identificarse biométricamente a través del Sistema de Autenticación Integrado (SAI). Este dispositivo reporta cuatro tipo básicos de incidencia de autenticación de huellas:

1) Coincidencia o match. Ocurre cuando el SAI indica que la huella del elector coincide con una de la huellas previamente almacenadas para este elector en la memoria de la máquina.

2) No coincidencia o no match. Ocurre cuando el SAI indica que ninguna de las huellas del elector coincide con las huellas previamente almacenadas para ese elector en la memoria de la máquina.

3) Sin miembros superiores. Ocurre cuando el elector carece de miembros o extremidades superiores, en este caso corresponde al presidente de la mesa de votación desbloquear el equipo de votación.

4) Sin huellas registradas. Ocurre cuando el elector no tiene sus huellas registradas en la memoria de la máquina.

Durante la elección parlamentaria del 6 de diciembre –como ya ocurrió en las elecciones presidenciales de los año 2012 y 2013- cada máquina de votación “contará” cada una de las incidencias previstas y se bloqueará en caso que excedan los topes de ocurrencia consecutiva previstas en el sistema. En estos casos es imposible seguir utilizando el equipo de votación hasta que intervenga el presidente de la mesa (durante el primer bloqueo) o el CNE (después del primer bloqueo).

Según la normativa electoral vigente las máquinas de votación se bloquean si durante siete veces consecutivas registran un “no match”. La máquina también debe bloquearse si la cantidad de electores sin huellas registradas alcanza a 20% de los votantes de la mesa o si se reporta la presencia de cinco electores sin miembros superiores. Entre las garantías electorales ofrecidas por el CNE para la elección presidencial de 2013 se encontraba permitir a los técnicos de los partidos políticos acceso pleno para auditar estos reportes de incidencia, es decir para conocer en detalle cuántas personas en cada mesa de votación reportaron alguna de las cuatro incidencias previstas (1) Match, 2) No match, 3) Sin miembros superiores y 4) Sin huellas registradas).

No obstante, el CNE solo entregó estas incidencias a nivel de municipio, lo que no permitió establecer o estudiar parámetros de supuestas irregularidades como usurpación de identidad.

Básicamente, aunque el SAI no puede impedir que algún elector intente usurpar la identidad de otro, en caso de hacerlo sus impresiones dactilares quedan registrada tantas veces como votos emita.

Estos reportes de incidencia son transmitidos por cada máquina de votación junto al Acta de Escrutinio de resultados.

247 votaron más de una vez en 2013

La garantía electoral de 2013 de auditar después de los comicios las incidencias de identificación y el archivo de huellas se cumplió parcialmente porque el CNE realizó esta revisión sin presencia de los técnicos electorales de la oposición o de las observadores nacionales. Al culminar la prueba entregó un informe de la auditoría a la Misión de Acompañamiento Electoral de la Una sur, pero nunca oficializó los resultados en Venezuela.

Según el informe de seguimiento electoral a la elección presidencial de 2013 elaborado por el Centro Carter (publicado en junio de 2014) en la auditoría de huellas posterior a los comicios presidenciales se detectaron 247 casos comprobados de votos duplicados.

En la información ofrecida por el CNE a la Unasur (y publicada por el Centro Carter) se indica comparación de huellas se habría realizado en dos fases: a) una primera, automatizada, donde se clasificaron las transacciones de acuerdo al score reportado por el Megamatcher accelerator (software suministrado por la empresa Neurotechnology encargada de la administración y digitalización de la base de datos de huellas) y b) una segunda etapa en donde se realizó una verificación manual de los resultados de la primera etapa considerados “no conclusivos,” la cual fue realizada por especialistas en dactiloscopia.

Según este informe, los criterios utilizados por el CNE para clasificar los resultados de las transacciones obtenidas durante el cruce de la data se dividieron en cinco categorías:

1. Transacciones cuyo score fuera mayor o igual a 400, los cuales fueron considerados duplicados automáticos;
2. Transacciones cuyo score fuera mayor o igual a 300 hasta 400, las cuales debían ser verificadas por un perito en un 100%;
3. Transacciones cuyo score fuera mayor o igual a 200 y hasta 300, las cuales debían ser verificadas por un perito en una muestra aleatoria del 10 por ciento del total encontrado;
4. Transacciones con un score mayor o igual a 150 hasta 200, las cuales debían ser verificados por un perito en una muestra aleatoria del uno por ciento del total encontrado; y
5. Transacciones con un score mayor o igual a 100 hasta 150, las cuales debían ser verificados por un perito en una muestra aleatoria del 0,5 por ciento del total encontrado.

El Centro Carter relató que los técnicos del CNE explicaron que para que se considerase que una huella era idéntica a otra ésta debía tener un “score de comparación” fijado a partir de 800 puntos, por lo que para clasificar los resultados, y considerar que un registro era idéntico a otro (duplicado automático), el CNE optó por un rango “relativamente bajo” de 400 puntos.

Según el análisis realizado por el CNE los casos de posible duplicidad fueron clasificados de la siguiente manera:

  • Casos de registrados de posible duplicidad en la primera categoría (mayor o igual a 400) fueron 94. Estos casos fueron considerados como “duplicados automáticos.”
  • Los casos registrados en el segundo rango (de 300 hasta 400) sumaron 153 pero estos fueron evaluados en su totalidad por los expertos en dactiloscopia, confirmándose como casos comprobados de huellas duplicadas.
  • Los casos correspondientes a la tercera categoría (de 200 a 300), se registraron 7.776 casos, de los cuales los dactiloscopistas evaluaron una muestra del 10 por ciento (778 casos), y tras la revisión manual se confirmaron 20 casos de huellas duplicadas.
  • En la cuarta categoría (de 150 a 200) se encontraron 167.062 casos, de los cuales se envió́ a revisión manual de los dactiloscopistas una muestra del 1%. En esta revisión manual se encontró́ un duplicado.
  • En la quinta categoría (de 100 a 150) se encontraron 4.238.248 transacciones con posibilidad de duplicado, de las cuales se envió́ a revisión manual una muestra del 0,5 por ciento confirmándose un caso de huella duplicada.

A partir de estos el CNE concluyó que un total de 247 huellas fueron consideradas como casos reales y comprobados de voto duplicado. Por otra parte, en base a una proyección estadística que tomó en cuenta el universo de huellas registradas por el organismo comicial resumió los resultados de la auditoría de esta manera: “un total máximo de 1.454 votos (correspondiente al 0.07 por ciento del total de huellas registradas) podrían haber sido afectados por casos de voto múltiple”.

“En cuanto al resto de las proyecciones realizadas por el CNE -según se explica en el informe del Centro Carter- el total de registros con posible problema de identidad en la base de datos del SIA fue de 9.272, lo que al sumarlo a los 1.454 casos máximos de posibles votos duplicados arrojan un total de 10.726 votos máximos afectados por identidad negativa o voto múltiple”.