Apenas comienza la Eurocopa -este artículo se escribe mientras Francia y Holanda dirimen su futuro en el Grupo C-, no obstante ya se pueden extraer algunas conclusiones, o en todo caso, evitar que se generan matrices de opinión equivocadas. La Holanda de Van Vasten, a pesar de su histórica victoria ante Italia no es La Naranja Mecánica -como muchos analistas aseguran- y los azzurri, a pesar de sufrir la peor derrota de los últimos 25 años, no son tan malos como aparentaron en su debut, aunque la generación que dirige Donadoni muestra signos evidentes de estar en declive.
Marcarle tres goles a la campeona del mundo no está al alcance de cualquier equipo y si la campeona es la selección italiana, mucho menos. Holanda lo logró. Le clavó tres goles a Bufón -uno en claro fuera de juego- y perdonó en dos ocasiones más. Sin embargo, el juego desplegado dista mucho del practicado por la selección holandesa en los mundiales de 1974 y 1978. Hay que entender que el concepto de La Naranja Mecánica no está atado a los resultados, porque se puede perder jugando maravillosamente bien, como le sucedió a los tulipanes, o como experimentó Brasil en el mundial de España 82.
El fútbol que dio origen al calificativo de La Naranja Mecánica fue producto de un movimiento constante de jugadores por el terreno de juego, al intercambio de posiciones y a prolongadas posesiones de balón. La Holanda de Van Vasten -para el fútbol fue lamentable que se tuviese que retirar como jugador de forma prematura- tiene un concepto más dinámico, más vertical, que antepone en muchas posiciones a jugadores físicos y no técnicos, complementados por individualidades desequilibrantes como Van der Vaart y Sneijder.
En conclusión esta Holanda -si patenta el concepto exhibido en contra de Italia- se puede convertir en una de las selecciones mejor equilibradas de la historia, pero muy distante del concepto de fútbol total que se pudo observar en la década de los años setenta. Esta es la Holanda del desmarque y el remate, no la del fútbol total. Decía Arrigo Sacchi que los sistemas los hacen buenos los jugadores y en honor a la verdad no hay jugadores en el mundo para emular a La Naranja Mecánica y la forma en que planteaba los encuentros y la posesión del balón.
Los jugadores que dominaron la alineación de Holanda son del Hamburgo (Alemania), que actuaron en detrimento de los convocados del Ajax y del PSV Eindhoven, los únicos equipos del mundo que en realidad han entendido -en algún momento- el concepto de fútbol total capitaneado por Johan Cruff.
En el análisis de la exhibición holandesa hay que considerar además que Italia ayudó mucho a los 11 de Van Vasten a funcionar como una máquina, más que como La Naranja Mecánica. La ausencia de Cannavaro, a pesar de sus discretas actuaciones con el Real Madrid, fue vital en este encuentro, especialmente en la generación de espacios sin marcadores, en la pérdida de agresividad y especialmente en la ausencia de anticipación.
Un argumento similar se puede emplear en el caso de España. Hay que esperar el segundo y el tercer encuentro del equipo de Luís Aragonés para comprender si ésta es una selección campeona o la exhibición de marcarle cuatro goles a Rusia fue sólo un espejismo de esos que terminan en la sempiterna frase de la prensa deportiva española: “Jugamos como nunca y perdimos como siempre”.
Un comentario final para Croacia. No por ganarle a Alemania, que obviando a Ballack y Podolski es un equipo muy limitado, sino por demostrar que, aunque pasan las generaciones, sigue siendo el Brasil de Europa.