Texto tomado de la web 233grados.com
JEFF JARVIS/Buzzmachine Jeff Jarvis comparte en este post el discurso del CEO de Google, Eric Schmidt, frente a la Asociación de Editores de Periódicos de EEUU. Tiene un mensaje claro: desde la creación de internet y los nuevos medios, no se han aprovechado bien todas las oportunidades que la red dispone. Entre otras cosas, comenta la gran ocasión presentada por los agregadores de contenidos para los medios, sobre todo a raíz de las quejas del magnate Rupert Murdoch y AP contra Google.
La Asociación de Editores de Periódicos de EE UU (NAA por sus siglas en inglés) está reunida en San Diego, predicando desde el púlpito sobre su situación con un enfado y engreimiento incendiarios. El CEO de Google, Eric Schmidt, hablará ante ellos, pero de manera correcta, porque él es así y porque habrá unos cuantos cientos de editores entrados en años armados con trabucos apuntando a su corazón. Necesitan escuchar un mensaje nuevo, un mensaje rotundo que venga desde fuera. Este es el discurso que creo que deberían oír:
La han pifiado.
Han tenido 20 años desde que surgió internet, 15 años desde la creación de los navegadores comerciales y craigslist, y una década desde el nacimiento de los blogs y de Google para entender los cambios en la economía de los medios y los nuevos comportamientos de la próxima generación de net natives (como usted los llama, Sr. Murdoch). Han tenido todo ese tiempo para reinventar sus productos, servicios y organizaciones para este nuevo mundo, para aprovechar las nuevas oportunidades y rendimientos, para retener no sólo a sus empleados sino también a sus lectores y anunciantes, para usar el poder de sus megáfonos mientras todavía lo tenían para construir lo que vendría después. Pero no lo han hecho.
La han pifiado.
Y ahora están enfadados. En fin, caballeros (y eso es más bien lo que veo delante de mí: hombres blancos, enfadados y viejos), ustedes no tienen ningún derecho a enfadarse. Todo lo contrario, ustedes son el verdadero motivo para enfadarse. El público debería de estar enfadado con ustedes por el pobre liderazgo que han ejercido sobre la prensa y su servicio a la sociedad. Sus periodistas están enfadados con ustedes por perder sus empleos. Sus operarios de imprenta, repartidores y vendedores de anuncios clasificados están enfadados con ustedes por la misma razón (y con los periodistas por atender solo a sus problemas). Sus anunciantes estaban enfadados con ustedes por utilizar su poder monopolístico para cobrarles de más y por ofrecerles durante tanto tiempo plataformas ineficientes y mal servicio. Pero ya no están enfadados, porque les han cambiado por mejores vehículos publicitarios y mejores precios en un mercado competitivo.
Pero son ustedes los que se comportan de manera airada.
Ayer dieron una pequeña pataleta por Google y los agregadores de contenido. ¿Cómo se atreven a poner enlaces a sus noticias y no pagarles? Ay, cómo deseo que Eric Schmidt les diga que han conseguido lo que quieren y que Google dejará de incluir enlaces hacia sus páginas. Ojo con lo que desean; perderían una tercera parte de su tráfico de un día para otro. Y si los otros agregadores (yo trabajo para uno), blogueros (yo soy uno) y Facebook decidieran imitarle, perderían la mitad de su tráfico. En la mayoría de sus webs sólo el 20 por ciento de la audiencia diaria visita alguna vez la página principal del cuidado envoltorio; 4 de cada 5 lectores llegan a través de búsquedas y enlaces. En la economía del enlace (en lugar de la desfasada economía del contenido en que operan ustedes), Google, los agregadores y los blogueros añaden valor a su producto. Les deberían de cobrar a ustedes por el valor que aportan. Deberían ustedes ponerse en pie y darle hoy las gracias al Sr. Schmidt por no cobrarles. Pero no lo harán, porque se han negado a entender esta nueva realidad empresarial.
La han pifiado.
Sus cabreos con Google ni siquiera tocan un problema mucho más profundo que les afecta: la inmensa mayoría de su audiencia potencial que nunca visita sus páginas web, la gente joven que nunca leerá sus periódicos. Todos ustedes recuerdan la frase de una universitaria hace un año en The New York Times, la frase que les ha mantenido despiertos por la noche. Repitámosla todos juntos: “Si la noticia es tan importante, me encontrará”. ¿Qué están haciendo ustedes para llevarle la noticia? Todavía esperan a que esa estudiante vaya a ustedes (a su página en internet o al quiosco) sólo por el atractivo magnético de su vieja marca. Pero no lo hará, y ustedes lo saben. Han perdido a toda una generación. Han perdido el futuro de las noticias.
La han pifiado.
Tuvieron una generación para reinventar el negocio, pero hicieron muy poco. Me incluyo entre los acusados, porque he desarrollado toda mi carrera dentro de este sector: Culpable. No activé las alarmas suficientes (pensé que ya eran demasiado obvias) o logré los cambios suficientes (ni por asomo). Yo también la pifié. Pero ningún tiro a puerta en el último minuto compensará nuestros errores. Si no se han aprovechado las dos últimas décadas para reinventar el negocio de las noticias, no van a conseguir salvarlo en dos meses, antes de que los acreedores llamen a la puerta. Esa fue su peor acción desesperada: aumentar la deuda con la esperanza de que podrían seguir ordeñando estas vacas durante años. El mal de las vacas-gordas locas, eso es lo contrajeron muchos de ustedes. Otros de sus actos desesperados: fantasear de repente con que podrían arreglarlo todo si se escondían detrás de un muro (al cuerno con Google y sus miles de millones de lectores) y nos cobraban, porque creen que “debemos” pagar. ¿Desde cuándo un plan de negocios se basa en “debería”? No he visto una cuenta de resultados razonable que justifique ese sueño. Si la tienen, por favor, levántense y muéstrenla ahora mismo… Ya veo. Otros actos desesperados: fantasear con caballeros andantes en forma de fondos que les compran y les dejan seguir igual… ayudas del gobierno (¿de verdad tenemos que discutir su peligro?)… convertirse en organizaciones sin ánimo de lucro, como si eso eliminase de repente la necesidad de seguir manteniendo un negocio… ideas desacertadas y arrogantes que les hacen pensar que Google o las empresas de cable les deben dinero, como si ustedes tuviesen derecho divino sobre los ingresos y los clientes que han perdido… No, nada de eso salvará a los periódicos, y ustedes lo saben, al menos en su subconsciente. Ustedes saben la verdad.
La han pifiado.
Así que ¿qué pueden hacer? Hace dos años, incluso hace un año, les habría dicho que tenían tiempo para construir redes, estructuras y plataformas que servirían como base al ecosistema de noticias que vendría después. Les habría dicho que podrían formar de nuevo a sus empleados para que asumieran nuevas responsabilidades: organizando y dando apoyo a ese ecosistema, seleccionando lo mejor, entrenando a la gente. Les habría aconsejado que ofreciesen a sus empleados la oportunidad de sumarse a ese ecosistema, introduciéndoles en el negocio. Les habría dicho que aprovechasen las ventajas que permite internet (haz lo que haces mejor y enlaza al resto, solía decir). Habría argumentado que necesitamos inventar nuevas formas de marketing para toda una nueva población de “negocios anteriormente conocidos como anunciantes”. Yo dije eso. Pero la crisis financiera solo ha acelerado la caída; no causó la caída, la aceleró. Así que ahora a muchos de ustedes no les queda tiempo. Simplemente es demasiado tarde. Lo mejor que pueden hacer algunos de ustedes es apartarse del camino y dejar paso a la siguiente generación de net natives, que entienden esta nueva economía y sociedad y a quienes les preocupan las noticias y las reinventarán, construyendo desde cero lo que vendrá después de ustedes. Ahí fuera hay una gran oportunidad, para ellos.
La han pifiado.
: MÁS TARDE: Cuando Eric Schmidt subió a la tribuna de la NAA, como informó Staci Kramer en PaidContent, expresó con divertida ironía su confusión por la persecución de AP, cuando Google tiene “un contrato multimillonario con Associated Press no sólo para distribuir su contenido, sino también para hospedarlo en nuestros servidores”. A continuación, aleccionó a los editores de periódicos:
Pero Schmidt se mostró más duro respecto a la propiedad intelectual y el uso justo: “Este es un tema que analizamos en profundidad, y siempre hay una pugna en torno al uso justo… Animo a todo el mundo a que piense en términos de qué es lo que quiere su lector. Estos son al fin y al cabo asuntos que conciernen al consumidor, y si cabrea a muchos de ellos puede que acabe quedándose sin ninguno