Comienzo a sospechar que la dirigencia de oposición aspira a que Hugo Chávez gobierne otros cinco años sin contrapeso institucional en la Asamblea Nacional.
Atrapados entre sus miserias los dirigentes del antichavismo confían en que el descenso lento pero sostenido del Presidente en las encuestas les permita volver a gobernar el país. ¡Estultos! Ninguno de los dirigentes opositores parece percatarse que la Asamblea Nacional modificó el sistema político del país, ahora se requiere mucho más que ser mayoría para dominar la Asamblea Nacional.
¿Usted está en contra de la Ley de Educación?, ¿considera que la Ley de Tierras Urbanas es aberrante?, ¿rechaza el control absoluto que el Presidente tiene sobre los magistrados del TSJ o en las actuaciones de la Fiscal General? Si sus respuestas son afirmativas, entonces el origen de su preocupación se remontan al año 2005. ¿Recuerda que Leopoldo López, Henry Ramos Allup, Pablo Medina y Antonio Ledezma entre otros solemnes nombres del antichavismo le dijeron que se retiraban de la elección Parlamentaria por el bien del país?
Esa decisión, cuatro años después, ocasiona que la Asamblea Nacional apruebe en un debate express la Ley Orgánica de Educación y la Ley de Tierras Urbanas. La única fórmula que garantiza que la Ley de Educación -por citar el último ejemplo- sea revisada implica obligatoriamente que la oposición sea mayoría en la composición del próximo Parlamento. Marchas, solicitudes de abrogatorios o peticiones de reforma parcial constituyen pérdidas de tiempo.
¿La oposición quiere tener la mayoría de las curules? Sinceramente creo que no. Por favor, no se indigne con mi repuesta. No olvide que la dirigencia de los partidos le regaló hace cuatro años el control absoluto del Parlamento a Chávez. Recuerde que, por citar otro desafortunado ejemplo, la oposición les cedió el triunfo a los candidatos del PSUV en 32 alcaldías durante las elecciones del 23 de noviembre de 2008 por no lograr presentar candidatos únicos.
Eso sin contar con el efecto perverso que provocó Julio Borges en la elección para gobernar del estado Bolívar. Situación que se repitió -con otros protagonistas- en Guárico y Barinas. Esos dirigentes que hace cuatro años le regalaron el país a Chávez, esos dirigentes que hace menos de un año fueron incapaces de pactar la unidad para las elecciones regionales ahora pretenden, cada uno desde su parcela, hacerle creer a los electores que poseen el método perfecto para garantizar la derrota del chavismo en las próximas elecciones parlamentarias. ¡Mentirosos!
Según Saúl Ortega, director de Consultores 21, la popularidad de Chávez es de 40%. Lo que automáticamente hace suponer a la dirigencia de oposición -aunque esto no lo dice la encuesta- que 60% de los electores votarán por candidatos de oposición al Parlamento. Cualquiera mortal alejado del mundillo electoral venezolano podría suponer que si los candidatos del antichavismo son apoyados por 6 de cada 10 electores, la oposición dominará la próxima Asamblea Nacional. No obstante, este análisis sólo podría ser correcto si Venezuela conservara el sistema electoral de representación proporcional.
Olvidan los inconmensurables líderes de oposición que el Parlamento que se negaron a integrar en el año 2005 acaba de imponer un sistema electoral que garantiza la sobre representación de las mayoría. Supongamos que la oposición se presenta dividida en dos bloques a la elección parlamentaria de 2010.
Supongamos que el bloque capitaneado por Leopoldo López -y todos los que exhiben un discurso antipartidos- obtiene 33,33% de los votos, mientras la otra parte de la oposición, dirigida por los cogollos partidistas capitaliza 33,32% de los votos. En total 66,65% de los votos, lo que condena al chavismo -en este hipotético escenario- a un pírrico 33,35% de los votos.
Como el nuevo sistema electoral beneficia al bloque mayoritario esa votación pírrica del chavismo equivaldría a 82,93% de las curules de la Asamblea Nacional. Es decir, la oposición con 66,65% de los votos se quedaría con 4 curules ganados por los cogollos, 24 capitalizados por los candidatos Leopoldistas, mientras 136 curules serían ganados por Chávez. Aclaro, si la opción de los partidos es la que obtiene una milésima más que el bloque del ex alcalde de Chacao (33,32% vs 33,33%) entonces los leopoldistas sólo obtendrían 4 carguitos.
¿Conclusión? O se unen o le regalan el país a Chávez. Mientras la oposición (absolutamente toda la oposición) no defina 114 candidatos nominales de unidad (incluyendo a los tres indígenas) y además concrete listas cerradas idénticas para postular a otros 53 candidatos (26 tiene que ser obligatoriamente mujeres según ordena la nueva Ley Electoral) el descenso lento pero sostenido de Chávez en las encuestas es puro cuento.
Si la oposición no acuerda antes de diciembre 167 candidatos de unidad, hasta la cuarta parte de los votos será suficiente para que el chavismo vuelva a dominar el Parlamento y termine de consolidar su modelo político.