Los rectores del CNE acaban de tomar dos decisiones totalmente contradictorias. Primero aprobaron la disposición que obliga a que 50% de los integrantes de las listas de candidatos a curules en los parlamentos regionales sean mujeres. No obstante, el mismo día en que se aprueba una medida histórica para intentar dar cabida a las mujeres en los cuerpos deliberantes de los estados se ratifica el uso de las morochas, técnica electoral que impide que los grupos políticos minoritarios accedan a los cargos de elección popular. Argumentos numéricos no faltan para apoyar la decisión de los rectores sobre la igualdad de los géneros.
Los resultados electorales de los últimos procesos regionales demuestran que el acceso de las mujeres a los cargos de elección popular es limitado. Por ejemplo, para las elecciones presidenciales del año 2006, de los 21 candidatos que se inscribieron, apenas dos eran mujeres y de los 167 parlamentarios que se escogieron en diciembre de 2005 las mujeres sólo ocupan 35 curules.En total, si se revisa el género de las personas que deciden el destino del país desde las gobernaciones, consejos legislativos de los estados, alcaldías y concejos municipales, se descubre que sólo 10,6% de los cargos están ocupados por mujeres.
Con estos números es imposible no apoyar la decisión del Poder Electoral. No obstante, si se analiza esta medida y se le relaciona con la decisión de validar las morochas, el apoyo debería convertirse en un absoluto y contundente rechazo.
La medida que garantiza la supuesta igualdad de los géneros no tendrá ningún valor porque en la práctica el CNE -a instancias del TSJ- permitirá que las minorías sean excluidas del próximo proceso comicial. Aunque la paternidad de la técnica electoral conocida como “las morochas” corresponde a Convergencia y a Eduardo Lapi, quienes más se han beneficiado de su aplicación son los partidos de las alianzas oficialistas y como una excepción, en el caso del antichavismo, Manuel Rosales y UNT en el estado Zulia.La técnica consiste en “engañar” al sistema de totalización del CNE para desvincular la sumatoria de los votos nominales y tipo listas. ¿Cómo se engaña al sistema? Aunque teóricamente la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política -además de la Carta Magna- obligan a los partidos a postular candidatos nominales y candidatos tipo lista, las organizaciones mayoritarias no lo hacen.
Al burlar esta disposición logran que el CNE les adjudique cargos que en realidad correspondería a los partidos minoritarios.En los comicios regionales del año 2004 el oficialismo capitalizó 178 curules en los parlamentos regionales. Es decir, los candidatos rojos rojitos dominan 76% de los cargos de elección popular porque el CNE permitió que los candidatos nominales se inscribieran con la tarjeta de Podemos, y los candidatos tipo lista se postularon a través de la tarjeta del MVR. Si el Poder Electoral hubiese obligado al MVR a inscribir a sus candidatos nominales y tipo lista a través de su tarjeta, la adjudicación de cargos hubiese sido diferente porque los rojos rojitos sólo tendrían en la actualidad 153 escaños (65 del total de cargos).
El engaño al sistema electoral, que supuestamente garantiza la representación proporcional de las minorías, se repitió en los comicios locales del 7 de agosto del año 2005. En esa oportunidad el organismo comicial admitió que un partido de maletín, la Unidad de Vencedores Electorales, postulara a los candidatos nominales de la alianza oficialista y el MVR volviera a postular sólo a los candidatos tipo lista. ¿Resultado? Aunque el partido oficial sólo obtuvo 35,1% de los votos, se quedó con 58% de los cargos. ¿Se respeta la distribución proporcional de las minorías?, es evidente que no.
Este engaño se hubiese repetido en las elecciones parlamentarias si la oposición y el resto de organizaciones minoritarias no se hubiesen retirado de la contienda electoral. Desafortunadamente la decisión del CNE de garantizar la igualdad de género no tendrá algún efecto concreto, porque las minorías continuarán siendo excluidas por las morochas. Las únicas beneficiadas con esta decisión son las mujeres que se postulen a través de las tarjetas de la alianza roja rojita, para el resto, no habrá igualdad.