Los estudios de opinión pública difundidos hasta la semana pasada marcan una tendencia muy clara para las primarias presidenciales de este domingo. Si este fuera un proceso electoral normal existirían pocas posibilidades de modificar la preferencia electoral de las personas dispuestas a votar. 
No obstante el proceso de este domingo es inédito. La nucleación de centros de votación -de 12 mil centros que se utilizaron en los comicios parlamentarios de 2010 en esta oportunidad sólo se habilitarán 3.707- podría conferir a las maquinarias de los partidos políticos un papel preponderante. 
Si partimos de la premisa que los votos que obtuvieron los partidos políticos de oposición el 26 de septiembre serán automáticamente transferidos al candidato que decidieron apoyar para las primarias presidenciales la diferencia entre el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski y el gobernador del estado Zulia, Pablo Pérez es -teóricamente- más cerrada de lo que han calculado las distintas empresas de opinión pública en el país. 
En las elecciones parlamentarias de 2010 los partidos que ahora respaldan a Pérez capitalizaron 2,6 millones de votos, mientras las organizaciones que apoyan a Capriles Radonski aglutinaron 2,1 millones de sufragios. Estos números son los que alimentan la confianza de las personas que se autodefinen como socialdemócratas para garantizar que -a pesar de lo que digan las encuestas- el gobernador del Zulia será escogido como candidato presidencial de la oposición. 
Siguiendo con la premisa que sugiere que los votos del 26 de septiembre son de los partidos, se debe recordar que la mayoría de los sufragios que “pertenecen” a las organizaciones que apoyan al gobernador de Miranda los obtuvieron (en orden decreciente) en los estados Miranda, Carabobo, Lara, Aragua, Distrito Capital, Anzoátegui y Bolívar. El resto de entidades aglutina el voto de los partidos que hoy apoyan a Pérez. Caso aparte el del estado Zulia porque se convierte -dentro de esta teoría de las maquinarias- en el principal bastión de triunfo del bloque socialdemócrata, al punto que podría analizarse si en un escenario de baja participación el Zulia terminará imponiendo al resto de votantes su preferencia electoral. 
Si la teoría de los partidarios de Pérez es correcta, la candidatura del gobernador del Zulia parte con una ventaja estructural importante. No obstante, no existe forma de garantizar que los votos que obtuvieron los partidos en 2010 le pertenezcan a esas organizaciones políticas y no puedan “migrar” en el proceso de este domingo, especialmente cuando las tarjetas de los partidos desaparecerán del tarjetón de votación dejando espacio sólo para el nombre del candidato. 
Lo que sí puede afirmarse es que la teórica ventaja estructural de Pérez explica por qué el bloque socialdemócrata aspira a una participación escasa el 12 de febrero, mientras quienes apoyan a Capriles Radonski aspiran a que se produzca una participación masiva. 
Aunque Consultores 21 asegura que 28% de los electores están interesados en las primarias y Datanálisis sitúa la cifra en 25%, la particularidad de las primarias, unida a la nucleación provocarán que -salvo una movilización espontánea inédita de última hora- la cantidad de votantes sea una cifra mucho menor. 
Para este momento existen tres escenarios de participación. En el primero de ellos se ubica la cifra de participación en 10% del Registro Electoral (RE) lo que equivale a 1.792.196 de electores. No obstante, esta cifra puede leerse de otra manera: Esta participación equivaldría a 35,3% de los votos que obtuvo la oposición en 2010. 
En el segundo escenario se estima la concurrencia en 2.771.744 electores, participación que implica una movilización del 16% del RE (54,6% del voto opositor de 2010). En el tercer escenario se ubica la participación en 3.513.314 electores, dato que implica la movilización de 20,1% del RE (69,2% del voto opositor en 2010). 
Según Datanálisis, entre los electores interesados en las primarias, la mayoría se encuentra en la región zuliana (20% del total que dice que podría asistir) y la zona capital (19% del total de quienes dicen podrían asistir). Ambos estados representan los teóricos bastiones de movilización dura con los que cuentan Pérez y Capriles Radonski. En orden decreciente por área geográfica continúan la zona Centro Occidental (17,3%) y los Andes (10,7%); mientras las zonas en las cuales existe menos interés por las primarias son la zona Central (10,7%), Oriente (7,7%), Guayana (7,4%) y los Llanos (6%). 
En vista de los resultados que obtuvo la oposición en 2010 y los datos de participación estimada que se disponen hasta el momento de escribir este texto -lunes 6 de febrero- se puede concluir que el resultado del 12 de febrero estará condicionado por el enfrentamiento entre la participación inducida (maquinaria partidista) y la participación espontánea (sentimiento de apego y respaldo por una opción electoral determinada). 
En este enfrentamiento hay ejemplos para todos los gustos y para todas las teorías. 
Quienes apuestan al “fracaso” de las encuestas y de la movilización espontánea apelan a lo ocurrido durante la última elección presidencial colombiana, en la cual, Antanas Mockus -favorito en todos los estudios de opinión pública- no logró tener una estructura partidista que lograra traducir en votos la simpatía que despertaba su propuesta de gobierno; una ventaja con la que sí contó el ahora presidente Juan Manuel Santos. 
No obstante, quienes apelan a la movilización espontánea recuerden el caso del referendo constitucional de 2007. Aunque el chavismo logró movilizar a toda su estructura electoral ésta no fue suficiente para ganar la consulta constitucional. El caso de 2007 resume a la perfección la advertencia de Joseph Napolitan -uno de los consultores político-electorales más famosos del mundo- a los partidos políticos. Según Napolitan “quien moviliza mejor a sus seguidores no tiene garantía de obtener más votos” (AD ya sufrió de este efecto boomerang en 1998 en varias elecciones regionales). 
Vistos estos ejemplos, mal hacen los integrantes del bloque socialdemócrata en confiar todo su éxito a la capacidad de movilización, tan equivocados como los electores pro-Capoldo que ya sienten ganada la primaria y por lo tanto creen que pueden descuidar la movilización. Si usted quiere que gane Capriles Radonski, motive a sus simpatizantes a votar. Si usted quiere que gane Pérez, hágale creer a quienes apoyan al gobernador de Miranda que tienen ganada la elección, que no es necesario movilizarse; solo así será decisivo el impacto de la maquinaria.