Es difícil criticar los argumentos de Manuel Rosales. Evidentemente el rechazo a su proceder será proporcional al agrado que despierte entre los adeptos al proceso revolucionario. Para aquellos que adversan a Hugo Chávez el alcalde de Maracaibo actuó correctamente.
Para aquellos que están dispuestos a dar la vida por el Presidente, la actitud de Rosales demuestra que es culpable.
El problema con este tipo de evaluaciones sectarias es que no permiten realizar análisis más detallados.De este caso debemos extraer tres conclusiones: 1) Chávez se fortalece con la huida de Rosales; 2) El Gobierno filtró el proyecto de sentencia que lo condenaba a la cárcel; 3) El mensaje del liderazgo opositor es que la única salida de esta crisis radica en que cada quien agarre sus macundales y el último en salir que apague la luz.
Seamos justos: Ante la posibilidad de no tener un juicio equilibrado y justo Rosales decidió marcharse. Instinto básico de supervivencia que provoca que el alcalde se preocupe exclusivamente por sus intereses. Nada criticable si no fuera porque él es, además de ciudadano, una de las cabezas visibles de la oposición a Chávez.
Si unimos el caso Rosales a la sentencia impuesta a seis efectivos de la Policía Metropolitana y a los comisarios Forero, Vivas y Simonovis comenzamos a entender porqué Chávez se fortalece. Estamos asistiendo a la paralización de la sociedad. Tal vez por hastío de la política, tal vez por costumbre o tal vez -y este es el peor escenario- porque los ciudadanos comienzan a sentir que el problema es de Chávez con aquellos que se meten en política; ergo, si usted no lo adversa puede dormir tranquilo.
Una matriz de opinión similar a la que empleó Marcos Pérez Jiménez para congelar a sus adversarios.Hay que comprender que la huida de Rosales no significa que la oposición se quede sin su líder fundamental, es una situación aún peor.
De entrada tenemos que reconocer que la oposición carece de un líder. Rosales es sólo uno más, de una lista que integran, entre otros, Henrique Capriles, Leopoldo López, Julio Borges, Antonio Ledezma, Carlos Ocariz, Enrique Salas Romer y César Pérez Vivas.Esta multitud de líderes, sin que exista una figura que logre cohesionarlos, es la explicación de los fracasos comunicacionales del antichavismo.
La ausencia de Rosales provocará una nueva disputa entre los partidos para tratar de conquistar al 20% del electorado antichavista que se identifica con el -por ahora- alcalde de Maracaibo.No obstante, a pesar de no ser el caudillo opositor que debe enfrentar a Chávez, el error de Rosales radica en otorgarle a Chávez nuevos elementos para continuar paralizando a quienes se le oponen. Desafortunadamente cualquiera que piense que debe oponerse al Presidente de la República debe estar aterrado, primero con la condena impuesta a los comisarios y ahora con la demostración del ex candidato presidencial de la oposición.
La solidaridad automática de los principales voceros de la oposición con el alcalde de Maracaibo es inevitable; sin embargo es lamentable, porque indirectamente le están diciendo a todos lo que no están cómodos con el actual gobierno que la única oportunidad que existe es salir del país, así de simple.