La revolución vive un mal momento. 6 de cada 10 venezolanos -según Datanálisis- quiere un país diferente al que propone Hugo Chávez. No obstante, mientras el chavismo adecúa el terreno -legal y político- para permanecer en el poder, la oposición, en vez de capitalizar el descenso de hasta 10 puntos porcentuales en la popularidad del presidente, continúa atrapada en sus miserias.
Según el último estudio Perfil 21, realizado por la encuestadora Consultores 21, si las elecciones parlamentarias se realizarán el próximo domingo 44% de los venezolanos votaría por los candidatos del chavismo y 48,3% apoyaría a los aspirantes de oposición. Estos números, unidos al efecto de sobre representación de la mayoría que garantiza la nueva Ley Electoral, le valdrían a la oposición la mayoría calificada en el próximo parlamento.
No obstante, para que la oposición se beneficie de la nueva Ley Electoral necesita llegar unida a las elecciones legislativas que teóricamente deben realizarse en diciembre de 2010. Acá es donde aparecen las miserias que le servirán a Chávez para quedarse con el control absoluto de la Asamblea Nacional, aunque sea minoría.
Aunque Carlos Vecchio es el padre de la tesis de la tarjeta única, Leopoldo López ha hecho suya esta idea, en un intento por garantizar la unidad de la oposición y a la vez pasarle factura política a partidos como Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.
Por el otro lado están los partidos políticos intentando garantizar una alianza perfecta (todos los partidos postulan al mismo candidato) para beneficiarse del efecto de sobre representación, sin necesidad de renunciar a sus colores y al poder político asociado a la representación parlamentaria.
¿Tarjeta única o alianzas perfectas? Las últimas semanas han transcurrido en un debate estéril que intenta responder esta interrogante. Interrogante que le valdrá a la oposición su próxima derrota electoral.
La alianza perfecta y la tarjeta única funcionan igual de bien, ninguna es mejor que la otra. La diferencia radica en quién es más beneficiado. Si el interés genuino de la oposición fuera recuperar el Parlamento el debate en estos momentos estaría centrado en el método para escoger a los candidatos de unidad y no en el método de postulación.

El costo de no tener unidad
Si la unidad absoluta no se logra no existirá tarjeta única o alianza perfecta que funcione. Supongamos que Leopoldo López, Julio Borges, Omar Barboza, Henry Ramos Allup, Eduardo Fernández, Lewis Pérez y Luis Miquelena no logran ponerse de acuerdo. Supongamos entonces que la oposición se presenta con dos grandes bloques a las elecciones parlamentarias. Si la tarjeta única capitaliza 33,33% de los votos, la alianza perfecta 33,34% y el PSUV 33,35%, el chavismo -gracias a una diferencia de 0,01%- tendría el control de 82,36% de las curules del próximo Parlamento. ¡Con 33,35% de los votos Chávez podría obtener 136 curules! Ese es el efecto de un sistema de sobre representación de las mayorías, pensado además para explotar la principal debilidad de la oposición: los intereses particulares de algunos de sus líderes.
Es comprensible que las personas que están fuera de los partidos -o que pretendan abandonarlos- quieran presentarse con una tarjeta única, para marcar distancia de los cogollos partidistas. También es comprensible que los partidos no quieran firmar su acta de defunción.
Antes mencioné que ambos métodos funcionan igual de bien, no obstante el costo político de la tarjeta única es alto. La única desventaja de esta idea es que provocaría que los partidos dejen de recibir votos en sus tarjetas. Como se retiraron -esta es la peor decisión política de los últimos 5 anos- de la elección parlamentaria de 2005, todas las organizaciones que representan al antichavismo podrían ser ilegalizadas. Aunque concuerdo que la mayoría de los dirigentes de oposición no están a la altura del debate político actual, también entiendo que los partidos son necesarios en los años por venir y no se puede contribuir con su desaparición, salvo que algún líder en específico aspire a capitalizar esa ilegalización para dejar a su movimiento como único referente.

¿Tarjeta única o alianza perfecta?
¿Tarjeta única o alianza perfecta? Esta duda se puede responder el próximo año, cuando ya se tengan definidos los 167 candidatos unitarios de la oposición (incluyendo a los 3 diputados indígenas). Una vez que aparezcan esos 167 nombres es que se debe decidir si serán postulados a través de una tarjeta única o empleando todas las tarjetas de los partidos políticos. El resultado será idéntico.
El problema está en lograr concretar esos 167 nombres de unidad.

¿La solución? Celebrar primarias para escoger a los 114 candidatos nominales que deben presentarse, y escoger al resto (que deben estar en listas cerradas) por consenso político.
Desafortunadamente se está invirtiendo el orden de la discusión. Es imposible que se logre algún acuerdo porque quienes proponen tarjeta única están por fuera de las discusiones de la mesa unitaria; así que, cada bloque en su parcela, contribuye a garantizar que Hugo Chávez continúe con el control hegemónico del Parlamento.