El recorte en la cantidad de dólares que recibe el sector privado para importar materias primas, insumos y productos terminados amenaza con sumergir a la economía venezolana en un ciclo recesivo.
El crecimiento ya perdió empuje durante 2013, cuando la economía experimentó un avance de 1,6% versus 5,6% en 2012 y todo apunta a que el primer trimestre de este año marcha hacia la zona negativa.
En enero la industria automotriz solo ensambló 296 vehículos, cifra que representa una caída de 84% respecto al mismo mes de 2013; la semana pasada la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) señaló que por el retraso en los pagos los proveedores en el exterior suspenden el despacho de materias primas e insumos y la producción de empresas públicas en áreas neurálgicas como cemento, hierro y acero desciende.
Al mismo tiempo, los inventarios del comercio caen y las tiendas tienen poca mercancía, las líneas aéreas disminuyen su actividad y multinacionales como Clorox, indican que están perdiendo dinero en el país y desconocen a qué tipo de cambio podrán adquirir divisas.
La sequía de dólares ha comenzado a golpear a la industria y el comercio, sectores que aportan 24% del PIB y están encadenadas a áreas como construcción, transporte y almacenamiento.
Las estadísticas oficiales demuestran que en 2013 la oferta de dólares al sector privado sufrió una merma de 25% y, fuentes aseguran que desde noviembre el Gobierno mantiene suspendidos los desembolsos.
El 26 de enero el entonces ministro de comercio, José Khan, admitió que “uno de los casos por los cuales los inventarios no estaban era porque no se estaban dando las Autorizaciones de Adquisición de Divisas de manera oportuna”.

Por cantidades 
El economista y exgerente de investigación económica del Banco Central, José Guerra, considera que “estamos ante un ajuste a través de las cantidades. Cuando tienes un problema en tu sector externo lo común es que devalúas y de esta manera disminuyes la demanda de divisas, mejoras la posibilidad de exportar y el Gobierno aumenta sus ingresos, pero lo que se está haciendo es reducir la oferta de dólares al sector privado”.
Agrega que “por eso considero que estamos marchando hacia una recesión por un ajuste de muy mala calidad que además de enfriar a la economía no crea estímulos para las exportaciones y tampoco ayuda a resolver el desequilibrio en las cuentas fiscales que permanecerá igual o peor”.
La enfermedad que el Gobierno quiere curar con una dieta de divisas tiene su origen en diversos factores. La inflación venezolana supera por mucho a la de los países con los que comercia y como el tipo de cambio ha permanecido en 6,30 bolívares las importaciones resultan muy baratas y la demanda de billetes verdes es gigante.
Además el país es más dependiente de las importaciones por la caída de la producción nacional y la fuente de divisas tiene problemas.
Las exportaciones distintas al petróleo prácticamente han desaparecido: 96 de cada 100 dólares que ingresan al país provienen de Pdvsa, que no ha podido elevar la producción y vende barriles con descuento a países aliados.

La indefinición 
El 17 de septiembre del año pasado Nelson Merentes, en ese entonces ministro de Finanzas, anunció un nuevo sistema cambiario que aparte de Cadivi y Sicad tendría un tercer mercado donde el dólar flotaría libremente.
Pero esto no se concretó, Nelson Merentes salió del Ministerio de Finanzas y el vicepresidente para el área económica, Rafael Ramírez, afirmó que este año habrá un esquema donde 82% de las importaciones se cubrirán con divisas a 6,30 bolívares y el resto a través de las subastas del Sicad.
Además permanece abierta la posibilidad de una reforma a la Ley de Ilícitos Cambiarios para tratar de flexibilizar el control.
Pero aún los empresarios, que tienen una deuda de 10 mil millones de dólares con proveedores en el exterior, desconocen cuáles sectores de la economía serán atendidos por Cadivi, el registro de nuevos importadores sigue sin crearse y el presupuesto de divisas para el primer trimestre, que según Rafael Ramírez ya está diseñado, no comienza a ejecutarse.

Los 11 motores rojos

1.- Petroquímica. El Ejecutivo nacional ha propuesto planes de desarrollo de “polos petroquímicos” sin que a la fecha se hayan podido consolidar. El sector petroquímico enfrenta el problema de déficit de gas en sus plantas de procesamiento (como El Tablazo en occidente), donde ha tenido que emplearse el gas para uso industrial o eléctrico, en detrimento de la petroquímica, afectando la obtención de productos derivados. Esta situación ha impactado a las industrias que demandan la materia prima proveniente de la estatal Pequiven. Desde la Asociación Venezolana de Industrias Plásticas (Avipla) se ha señalado en diversas oportunidades que Pequiven no logra satisfacer la demanda de las empresas locales. Por tal motivo, tanto la estatal como las empresas privadas han tenido que recurrir a las importaciones.2.- Petróleo. Venezuela ha retrocedido en su producción desde 3,25 millones de barriles diarios en 2006 a unos 2,78 millones de barriles diarios en 2013. Pdvsa tiene unas ambiciosas metas de producir casi 6 millones de barriles para el año 2019.3.- Minería. Esta actividad hasta septiembre de 2013 acumulaba siete trimestres de caída. Para su reimpulso el Estado asumió el control en la explotación y exploración de oro y se delegó en Pdvsa gran parte de los proyectos, pero el sector no despega.

4.- Industria. El atraso en la liquidación de divisas ha desacelerado a varios de los sectores que conforman la actividad manufacturera y en el caso de la industria automotriz, la producción en el primer mes del año tuvo un retroceso de 84,7%.

5.- Agroindustria. Este sector también presenta limitaciones por el atraso en las asignaciones de dólares, el control de precios y el ausentismo laboral. En días pasados, Cavidea notificó en un comunicado que la deuda por las importaciones no liquidadas de Cadivi asciende a 2,4 millardos de dólares y aseveró que ello “constituye el primer obstáculo para la producción de alimentos en Venezuela”. Aunado a ese retraso en entrega de las divisas para la compra de los insumos, se añaden las regulaciones. Los ajustes de precios que se efectuaron a algunos rubros no cubrieron el aumento de los costos de producción. Y en paralelo, las industrias operan en un entorno laboral complicado, debido a que el ausentismo del personal en las empresas oscila entre 10% y 12%.

6.- Agro. La escasez de divisas para las importaciones de los insumos, maquinarias y otros implementos está impactando en la producción agrícola. Los inventarios de productos para atender las cosechas se están agotando por los retrasos.

7.- Textil. Esta industria, al igual que otras ya mencionadas, también enfrenta restricciones por la lentitud en la entrega de divisas. El pasado año representantes del sector manifestaron que existía una mora en las liquidaciones por parte de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), lo cual estaba impactando en los inventarios. La información del Banco Central de Venezuela señala que en septiembre de 2013 (último dato disponible) ese sector tuvo un retroceso de 17%. Durante el Gobierno de Hugo Chávez se intentó reactivar la producción nacional con planes como el Uniforme Escolar, sin embargo, la actividad nunca terminó de despegar y el sector se nutre básicamente de importaciones.

8.- Construcción. Esta actividad en 2013 tuvo un bajo desempeño por los problemas con el suministro de insumos como cemento y acero. Y en este período vuelve a tener los mismos obstáculos. La baja disponibilidad de materiales, por los problemas operativos de las empresas estatales, han obligado a reducir el ritmo de ejecución de las obras.

9.- Turismo. Aunque el ministro de Turismo, Andrés Izarra, ha señalado que esa actividad aportó 3,8% del PIB en 2013 y el interés de la política que adelanta es elevarlo, el director del Consejo Superior de Turismo, Rafael Guerra, ha indicado que esos planes se ven obstaculizados por la incertidumbre cambiaria -que hace de Venezuela un destino caro- la inseguridad pública y la situación difícil por la que atraviesan las aerolíneas internacionales y nacionales, con ruta al exterior, ante el rezago del pago de la deuda que mantiene Cadivi con ese sector. Señalan las compañías aéreas que esa deuda acumulada, al cierre de 2013, asciende a 3.600 millones de dólares y que desde octubre de ese año, el Gobierno no ha aprobado ni liquidado divisas. Este año varias aerolíneas informaron la suspensión temporal en la venta de boletos aéreos. El Gobierno ha sugerido pagar con combustible, bonos de la nación y divisas.

10.- Comunicaciones. Este sector ha sido uno de los pocos que ha mantenido crecimiento, pero las cifras oficiales muestran que en último año el repunte ha sido a tasas de 6%, muy por debajo de los niveles de hace seis años de 20%. Las empresas reconocen que hay atrasos en la entrega de dólares, lo que afecta los pagos a proveedores.

11.- Alta tecnología. El sector de las telecomunicaciones no escapa a la restricción para obtener divisas. La inexistencia de un mecanismo que permita obtener los dólares oportunamente ha limitado las inversiones de infraestructura en ese área y los servicios de operadoras de telecomunicaciones cada vez están más saturados. La limitante de las divisas también ha impedido que empresas e industrias de diversos sectores puedan adquirir maquinaria y bienes de capital que permitan optimizar los procesos de producción. En las reuniones entre empresarios y representantes del Ejecutivo nacional, celebradas en mayo de 2013, ese fue uno de los reclamos que más se repitió desde el sector privado. Recientemente, el presidente de Fedeagro, Antonio Pestana, también se ha referido a la obsolescencia de la maquinaria y los tractores empleados por los productores nacionales.

Tomado de El Universal / Víctor Salmerón @vsalmeron