El tema no deja de sorprenderme. Es una casa humilde, muy humilde (así se percibe desde fuera) techos de zinc, las paredes sin frisar. A su alrededor sólo hay tierra, monte. Al lado, otra casa (no me gusta usar el término rancho) con idéntico techo de zinc, paredes sin frisar, unas precarias ventanas dividen el mundo exterior de la intimidad del hogar. Así viven la mayoría de los venezolanos, esto no es secreto para nadie. No obstante, algunos elementos que “adornan” esas fachadas provocan el desconcierto de todo aquel que intenta analizar la situación de pobreza que caracteriza a la población.
No voy a hablar de las camionetas (Tahoe, Trail Blazer, etc) que suelen verse en la entrada de muchos de estos hogares (no es necesario “subir” el barrio para constatar esta realidad, un paseo a baja velocidad por los kilómetros iniciales de la carretera Panamerica es suficiente) Me voy a referir a un elemento más terrenal.
Hoy el diario El Universal nos sorprende con su apertura (la noticia más relevante de la primera página) En realidad casi siempre nos sorprende, especialmente a los que estamos en la redacción del periódico. La apertura está acompañada con una gran foto de Vicente Correale en dónde se plasma a la perfección una escena digna de Macondo: Una casa muy humilde, engalanada con su antena de Directv.
Entiendo el sentimiento de la gente. Hace muchos años que dejé de ver a la televisión venezolana, porque –sin entrar en muchos detalles- me parece terrible. Sólo por cuestiones laborales me veo en la obligación de observar dos canales en específicos (no creo que sea necesario mencionarlos) De resto me refugio en la televisión extranjera.
Comparto la necesidad de los dueños de esa casa humilde. Quiero ver otras cosas. Necesito ver otras cosas. Tener opciones para distraerme, especialmente en una ciudad como Caracas en dónde no se puede hacer casi nada.
Al igual que la familia de la foto escogí Directv. Y creo que debemos tener las mismas razones. Aunque yo vivo en una urbanización pensar que una empresa de cable va a realizar una inversión millonaria para llevar a 200 familias “un cablecito” es impensable.
Así que tenemos dos coincidencias. La necesidad de ver otro tipo de televisión y la dependencia absoluta con la única empresa que no necesita realizar una inversión millonaria (rompiendo calles, porque después nunca las pavimentan) para llevarme hasta mi casa la programación de X cantidad de productores internacionales.
La nota que desarrolla la apertura de El Universal –escrita por mi amigo Eduardo Camel- trae a colación un dato más escalofriante que el contraste de la foto. Según Conatel, 21 de casa 100 hogares en Venezuela tienen televisión por suscripción. Es decir, desde mi perspectiva de odiar a la televisión venezolana, que 79 de cada 100 hogares tienen que calarse la terrible programación de los canales nacionales (con algunas honrosas excepciones, claro está)
Las cifras se vuelven más escalofriantes aún. En toda Venezuela sólo 1.373.873 hogares tienen acceso a la televisión por suscripción y se calcula que cada hogar tiene una composición de cuatro a cinco integrantes. Es decir, 6.869.365 personas tenemos como escapar –aunque sea virtualmente de Venezuela- mientras 19 millones de venezolanos están condenados a la televisión nacional.
La nota también dice que en el primer semestre del año 2007 –si se compara con el año anterior- la cantidad de personas conectadas al cable se incrementó 13,8%. Y acá empieza mi mayor molestia. La oposición radical se preocupa en demostrar a todas luces que este incremento es producto de la salida del aire de Rctv, mientras el oficialismo comienza a preocuparse por la manipulación que se realiza de los datos de Conatel. Que terrible es pensar que los dos tienen parte de razón en sus argumentos. Es verdad, difícilmente la noticia del incremento del número de suscriptores hubiese sido apertura de El Universal si el tema Rctv no dominara la agenda de opinión pública, pero también hay que entender que condenar a la gente a tener que ver exclusivamente a los canales 2, 4, 8, 10 y 33 es como mucho para cualquier ser. Creo sinceramente que se está violando los derechos humanos de 19 millones de personas que sólo pueden calarse a estos cinco canales y me alegra que alguno, a pesar de las condiciones de vida diaria, puedan darse “un gustico”
Acá el problema con la noticia no radica en que se incrementó el uso de la televisión por cable a causa de la ausencia de Rctv, tampoco lo es la línea informativa de los medios…el problema está en que nos sorprendemos porque en una casa humilde existe una antena de Directv y nadie se detiene a preguntarse por qué esa casa humilde está ahí (¿será que algún día se reduce la pobreza?) y por qué necesitan un servicio de televisión satelital (¿será que algún día mejora la calidad de la televisión venezolana?)
Eso sí, siempre cabe la pregunta: ¿A cuánto puede ascender el ingreso de esa familia que puede costearse un servicio de televisión digital?