A sus 73 años, y luego de haber militado en el comunismo, Gloria Cuenca destaca la estrecha vinculación entre el periodismo y la democracia. La profesora de la UCV considera que el periodista tiene que ser un combatiente capaz de sortear la censura, que ahora ve una nueva escalada con el Proyecto de Ley de la Comunicación Social, al que califica como una “mordaza”.

—¿Es necesaria una modificación, una actualización, a la Ley del Ejercicio del Periodismo actual?
—En este momento, definitivamente, no. Cualquier cosa que hagamos va a pasar por una Asamblea en donde hay mayoría del oficialismo y ya nosotros sabemos perfectamente cuál es la posición del oficialismo. El oficialismo, aunque disimula sus intenciones, quiere eliminar el periodismo informativo; no me canso de repetirlo. Ellos quieren transformar a toda la prensa en pura propaganda (…) ellos quieren que nosotros pasemos de tener medios independientes y libres, como hemos tenido hasta ahora relativamente con sus bemoles, a un sistema como el que ellos tienen, que es el sistema de comunicación del Gobierno, que nadie oye ni ve porque todo el mundo sabe que es propaganda.

—Pareciera que lograron un control de los medios a través de la Ley Resorte, limitaciones con la publicidad y el papel, el cierre de medios, la compra de medios, pero no han podido comprar a los periodistas… ¿ahora buscan controlar a los periodistas?
—Así es. En vista, pues, de que no han podido obligar a todos los periodistas, porque hay algunos periodistas que se han plegado porque están de acuerdo con ellos, hay otros que se han plegado por hambre, porque no tienen forma de vivir; pero la gran mayoría mantiene la independencia de criterios y se enfrenta constantemente a los intentos de censura, a los abusos que ellos hacen. Con la Ley del Ejercicio del Periodismo ellos creen que poniendo a todos los chavistas como futuros periodistas, aunque no tengan ningún tipo de formación, van a lograr lo que no han podido. Se van a quedar con los crespos hechos. No hay ninguna posibilidad de que un periodista que tenga un criterio formado, que tenga ética, que sepa de qué trata el neocomunismo castrista que se quiere imponer en Venezuela, pueda sentirse cómodo en esa situación. Tendrían que borrar las veinte escuelas, todos los cursos de enseñanza que se han dictado, todo lo que hemos manejado a lo largo de nuestra historia republicana de 1808 en adelante, todas las luchas de los periodistas, para que nos cambiaran la mente. Es imposible pero ellos no lo quieren entender (…) No podemos aceptar de ninguna manera ese tipo de reformas de la Ley. Yo lo lamento por algunos colegas que no sé si es que son ingenuos o de mala fe: que cualquier persona auspicie en este momento una modificación de la Ley con esa Asamblea Nacional, es imposible. El método de la Asamblea Nacional, en su gran mayoría, es un método autoritario, que quiere la hegemonía comunicacional y que los medios sean de propaganda, entonces de ninguna manera. Déjennos con nuestra Ley.

—En caso de cambiar la Asamblea el año que viene, con las elecciones parlamentarias, ¿Qué actualizaciones o cambios requeriría la Ley?
—Primero ratificar la necesidad de que el periodismo es una profesión que, en las peores de las democracias, está mejor que si hubiese una supuesta buena dictadura. Porque nosotros, así como un médico sin medicinas ni clínicas no puede vivir, el ingeniero sin cabillas ni cemento; el periodista sin libertad de expresión le cuesta mucho trabajo sobrevivir. El periodista desarrolla una lucha y una desesperación cuando ve que cierran la libertad de expresión e información. Entonces, en esas condiciones, si el año entrante tuviésemos una nueva Asamblea, tendríamos que ver qué cosas vamos a decidir. Pero en primer lugar ratificar nuestra adhesión a la democracia y a la libertad de expresión como las dos cosas más importantes de nuestra existencia como gremio y como profesión.

—¿Qué sectores deberían participar en esa discusión o ser tomados en cuenta?
—Cuando la Ley de Responsabilidad Social (2004) hubo una participación activa del CNP, de las escuelas de comunicación, del Sindicato de Trabajadores de la Prensa. Se dio una discusión muy interesante. ¿Qué hicieron ellos? Al final aprobaron la Ley como a ellos les pareció. Yo me imagino que si se hace una reforma de la Ley en una Asamblea Nacional que sea verdaderamente democrática, lo que va a pasar es que Maduro no le pone el ejecútese. No hay que hacerse ilusiones con este régimen. Hay que seguir en la lucha permanente, y darse cuenta de que ellos no quieren que haya libertad de expresión ni libertad de información.

—El Proyecto de Ley pareciera buscar proteger a los funcionarios públicos…
—Esa es una ley mordaza disimulada. Quieren eliminar el periodismo independiente y libre porque les hace mucho daño, porque los pone en evidencia.

—Logran controlar los medios pero al final la realidad está allí…
—A ellos se les olvida una cosa: los medios son, efectivamente, muy importantes, pero no son todopoderosos. Si los medios fueran todopoderosos, date cuenta que nunca se habría acabado la URSS, porque cuando la URSS se acaba no existía en la Unión Soviética un solo vocero de la disidencia, de oposición ni de nada. La televisión y la radio eran absolutamente controladas por el Secretariado del Partido Comunista de la Unión Soviética. Los dos grandes periódicos eran los periódicos oficiales, todos seguían la línea del partido comunista (…) La gente compraba muchas veces el periódico para ver qué decía el gobierno, pero no les creían. Y se habían formado en una época en que no había celulares ni redes sociales, redes informales de comunicación. Es decir, la gente leía una cosa, no las creía y empezaban a correr el rumor para constatar. Por eso es que el rumor florece tanto cuando no hay libertad de expresión, porque la gente no se puede quedar sin información. Por eso es un Derecho Humano establecido en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La información es un dato reductor de incertidumbre. Tú no puedes dejar a la gente todo el tiempo en la incertidumbre; tienes que permitir que la gente esté informada, y ese es otro de los puntos más dramáticos: información y noticia no son lo mismo. La noticia es lo novedoso, lo raro, lo actual y lo preeminente, tienen una serie de valores que la hacen ser noticia. Por eso, toda noticia debería ser informativa, mas no toda información es noticia. Hay un montón de gente con la idea de que cualquier persona puede ser periodista, porque supuestamente si tú eres periodista le estás quitando el derecho a la información al gran público, a la gran masa. ¡No, señor! Nada de eso es así. Nosotros los periodistas simplemente estamos transformando los sucesos que tienen características determinadas, en noticia, y una de esas características es la información.

—¿Cómo fue el proceso para elaborar la actual Ley del Ejercicio del Periodismo?
—Previo a eso en Venezuela se dio una discusión, hacia 1940, entorno a ,si se debía o no fundar una Escuela de Periodismo, y la contradicción era: ¿el periodista nace o se hace? En 1946 el presidente Rómulo Betancourt se da cuenta de la trascendencia que tiene para el mundo la formación de los periodistas para la democracia, entonces decreta la creación de la Escuela de Periodismo de la UCV, con la finalidad de formar periodistas demócratas, que luchen por la libertad de expresión en Venezuela y la democracia, porque están absolutamente vinculados (…) Después surgió la pregunta: ¿tú te vas a formar de periodista con una carrera universitaria, pero no tienes respaldo jurídico? Entonces empieza la lucha por la agremiación y la constitución, primero de la Asociación Venezolana de Periodistas y, después del Colegio. Y entonces empieza una lucha profunda, a partir del año 58 hasta 1972, cuando el primer Gobierno del doctor Caldera, que se aprueba la Ley del Ejercicio del Periodismo. Esa Ley, que tiene algunas cosas que por supuesto habría que cambiar, es modificada en el 94 en algunos aspectos. Ya esa modificación no tuvo la fuerza ni la perspectiva de amplitud que debía tener. Hay una discusión pendiente entre periodismo y comunicación. No es lo mismo ser periodista que ser comunicador.

—¿Cuál es la diferencia?
—La diferencia fundamental es que comunicador es todo aquel que habla, todo aquel que tiene una posibilidad de expresarse; y el periodista es un profesional que tiene por objeto la defensa de la libertad de expresión y ser un crítico frente a la gestión del Gobierno. La comunicación social es un todo: relaciones públicas, publicidad, la imagología, la comunicología, el diseño, en fin (…) Desde 1978 estamos luchando para que la Escuela se transformara en Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación, como existe en toda América Latina. Tú no puedes formar a un publicista como formas a un periodista (…) Hay una especie de envidia de una enorme cantidad de gente que quiere ser periodista y comunicador, y que se siente con más derecho que los que somos graduados a escribir en los periódicos. Nadie le quita ese derecho, pero usted escriba como lo que es: si usted es antropólogo, escriba como antropólogo. ¡Yo soy periodista! Ese intento de transformar a todo ser humano en un periodista es una actitud desesperada del régimen porque no sabe cómo hacer para controlar a los periodistas.

—¿Qué le dice a las nuevas generaciones de periodistas que se pueden sentir agotadas?
—¡No! No se pueden agotar. Un periodista tiene que ser un combatiente, un periodista no puede ser una persona achantada, que no le duelan las cosas.

—¿Cuáles deberían ser los métodos de lucha que adelante el gremio?
—Hay varios caminos. Un primer camino es el que tienen los periodistas que están en los medios: tiene el reto de no abandonar sus espacios. Yo no estoy de acuerdo con esas renuncias, porque inmediatamente ponen a un chavista. A mí que me boten de Últimas Noticias; yo no voy a renunciar. Hay que tener muy claro cuál es el camino: la lucha por la democracia y la libertad de expresión, y que no nos desprofesionalicen. Hay que moverse recordando que la ética de la comunicación es una ética formal, que importa más cómo se dicen las cosas que las cosas que se dicen. Eso requiere mayor concentración, mejor manejo del lenguaje, una actitud más ecuánime y serena, no dejarse llevar por las pasiones. El lector tiene a su vez una responsabilidad: aprender a leer entre líneas, y el periodista a decirle las cosas sin que lo censuren. Abandonar los espacios es un disparate.

Entrevista realizada por el SNTP / @sntpvenezuela