No entiendo la persecución que se desató en contra de los sueldos de los altos funcionarios del TSJ y el CNE. Seamos sinceros, de parte del presidente de la República es una actitud lógica, pero del resto de sectores del país, especialmente de los que adversan a Hugo Rafael, parece sólo una manifestación más de ese terrible síndrome que ataca a los venezolanos: criticar por criticar.
Parece increíble que desde la oposición a Chávez, en lugar de promover la defensa a la jerarquización laboral por formación, responsabilidad y desempeño, se promuevan discursos fundamentalistas de igualitarismo. Es increíble que en el año 2002 se defendiera la meritocracia de Pdvsa, pero ahora se ataque la jerarquización profesional en los poderes públicos.
El debate no debe centrarse en cuánto ganan los magistrados del TSJ y rectores del CNE, el verdadero análisis debe enfocarse en los méritos de los magistrados y rectores para ocupar estos cargos, el verdadero debate debe servir para responder si los magistrados y rectores están cumpliendo cabalmente con sus obligaciones.
¿Es lógico que un rector gane de sueldo base Bs.F 19 mil mensuales, cuando un profesor universitario sólo obtiene Bs.F. 18 por hora académica? La respuesta a esta pregunta es obvia, pero la solución a este problema no radica en disminuir el sueldo de los altos funcionarios, sino en lograr que el poder de compra del resto de los ciudadanos mejore, o en épocas de crisis económica, que se mantenga.
Ningún trabajador del TSJ (incluyendo al personal obrero) gana sueldo mínimo. ¿Es esto criticable? El paquete anual de los funcionarios del CNE, incluidos los rectores, es de 20 meses. ¿Es esto criticable?
Si se supone que se rechaza el proyecto socialista de Chávez porque tiende a convertir la democracia venezolana en un sistema que en algunos momentos tiene sospechosas similitudes con el comunismo, debería ser un alivio que en los poderes públicos no cale el discurso fundamentalista del igualitarismo y se mantenga la jerarquización de los cargos.
El paquete anual de un rector del CNE se componen de un sueldo base de 19 mil bolívares fuertes mensuales (varía en función de los años de experiencia dentro de la administración pública) más una prima de 30% del salario base por profesionalización, más otra prima de 12% del salario base por responsabilidad, más seis meses de utilidades y una prima de dos meses de salario en año electoral. Si usted tuviese que dirigir el Poder Electoral ¿no le parece que este es un paquete salarial acorde con las responsabilidades que tiene? Recuerdo que en su etapa como rector, Ezequiel Zamora solía decir que mientras estaba en el CNE perdía dinero porque el sueldo no se correspondía con las obligaciones, ni compensaba las actividades profesionales a las que había tenido que renunciar por estar en el Poder Electoral.
Probablemente, amigo lector, usted considere que esos sueldos no son socialistas, probablemente diga que los rectores toman decisiones para beneficiar a un sistema político que impone el igualitarismo, probablemente esté pensando en las múltiples oportunidades que se cruzó con un ministro, magistrado, etc. en una clínica privada y se preguntó por qué no asiste a los módulos de Barrio Adentro para consultas de rutina. Probablemente usted considere que estos sueldos no son socialistas; no obstante el problema no es el salario anual de los altos funcionarios, sino el doble discurso que muchos de ellos pueden exhibir al defender un sistema político y económico en el que no creen.
Insisto: el problema no es el sueldo, el análisis debe enfocarse a la evaluación de desempeño de los magistrados, rectores y demás altos funcionarios de la administración pública; ¿realmente tienen las credenciales para ocupar estos cargos?, ¿realmente están haciendo su trabajo?, ¿realmente están convencidos del sistema político y económico que muchos de ellos defienden? Si nos enfocamos sólo en el amarillismo de cuánto ganan caeremos, inevitablemente, en una vulgar cacería de brujas de todos aquellos que ganan más que nosotros.