El 3 de diciembre de 2007 la presidenta del Poder Electoral, Tibisay Lucena, anunció a los venezolanos que el proyecto de reforma constitucional presentado por el Presidente de la República y los diputados del PSUV, PPT y Partido Comunista había sido rechazado por 4.504.354 personas; es decir, 50,7% de las electores que acudieron a votar.
Esta diferencia “pírrica” fue reconocida por el Jefe del Estado y sus palabras se colocaron como ejemplo de su talante democrático. Desafortunadamente el talante democrático del Presidente -y de buena parte del chavismo- se limitó a la declaración de una noche. Desafortunadamente en los últimos dos años el Jefe del Estado -y la mayoría de las personas que lo apoyan- se han valido de su mayoría en el Asamblea Nacional para desconocer, en primera instancia, los resultados del CNE, y lo más importante, para desconocer lo que decidió la mayoría de los venezolanos.
Basta con revisar la propuesta de reforma constitucional y compararla con las leyes aprobadas en los últimos 24 meses por los diputados de la Asamblea Nacional para entender que el chavismo sólo respeta los resultados de las elecciones cuando le son favorables.
A pesar del CNE, a pesar del resultado del referendo constitucional el chavismo sigue avanzando en la implementación de su modelo socialista y de un nuevo sistema productivo. No es la intención de estas líneas valorar si el socialismo es el camino correcto, la discusión en este momento es cómo se permite que el Presidente, que el Gobierno, desconozcan los resultados anunciados por el Poder Electoral. La discusión en este momento es entender por qué las personas que apoyan a la revolución guardan un silencio cómplice sobre el desconocimiento de un proceso electoral.
Tal y como se propuso en la reforma constitucional, al día de hoy la creación de las comunas, la definición de los distritos funcionales, el impulso a la propiedad social o la concreción de cinco formas de propiedad está en plena ejecución a través de instrumentos como -por citar solo los ejemplos más recientes- la Ley del Indepabis o la Ley de Seguridad Alimentaria que permiten al Estado ocupar y expropiar cualquier bien o servicio. ¿Estas leyes las necesita el país? Insisto en que este no es el debate. El fondo del planteamiento es por qué permitimos que se desconozca el resultado electoral del 2007.
Si continuamos desempolvando la reforma constitucional, encontraremos que el Presidente planteó la conformación del Estado Comunal. A pesar del rechazo, a pesar del CNE, en el país ya existen más de 180 comunas y se avanza en la creación de Distritos Funcionales, tal y como lo permite la recién promulgada Ley del Consejo Federal de Gobierno.
La duda en este caso es qué ocurrirá si el chavismo siente que la oposición ocupa más espacios de los necesarios en la próxima Asamblea Nacional. ¿Van a reconocer la elección para después convocar una Constituyente?, ¿avalarán que el Presidente reciba una Ley Habilitante eterna para evitar que el nuevo Parlamente legisle? ¿Evitarán criticar la decisión de convocar un Parlamento Comunal que elimine las funciones de la nueva Asamblea Nacional? ¿El CNE seguirá convocando elecciones cuyos resultados no son respetados por el bando perdedor?