En el Alto Gobierno no se habla mucho del tema. Los teóricos asesores presidenciales aseguran que no poseen información. No obstante, entre el silencio informativo que impera algunas voces recomiendan desempolvar la hemeroteca y recordar “las ideas” propuestas en 1998 por el recién juramentado presidente Hugo Chávez para el reordenamiento territorial.
Hace ocho años la idea no cristalizó. Su propulsor debió conformarse con archivarla, hasta que hace una semana, en el primer ¡Aló, Presidente! del año se esbozó como un comentario, como una propuesta para el debate sobre la nueva geometría del poder. Horas después, el vicepresidente ejecutivo de la República, Jorge Rodríguez, reiteró la propuesta: “Deben crearse vicepresidentes territoriales”
Aunque Rodríguez reconoció en esa ocasión que los detalles de la propuesta los manejaba exclusivamente el Presidente, explicó que la ciudad de Caracas “no debería seguir albergando todos los ministerios e instancias de poder”, al tiempo que esbozó la posibilidad de crear nuevas instancias de gobierno regional que hagan “más eficiente” al Estado.
En 1998, Chávez propuso la creación de ejes de desarrollo regionales, que debían “impulsar la desconcentración y profundizarán la descentralización”. La idea planteaba la necesidad de redefinir el ordenamiento territorial, en detrimento de algunos estados. En aquel momento se evaluó la posibilidad de reducir los 22 estados que conformaban el territorio en 9 o 10 “grandes” estados.
Alberto Müller Rojas, Jefe del Estado Mayor del Comandante en Jefe, explica que la velocidad que imprime el Presidente a los anuncios no le permite seguir todas las ideas. No obstante, recuerda que las regiones del país deben responder a características sociales y económicas definidas. Desde su perspectiva, un Estado que conciba su ordenación político-territorial respetando las características geohistóricas de las regiones “es mucho más democrático que aquel que no le presta atención”
¿Es viable que el país se divida en sólo seis regiones gobernadas cada una por un vicepresidente territorial? Para Müller Rojas las ideas no pueden satanizarse a priori. Coloca como ejemplo el tiempo previo a la desintegración de la URSS y recuerda que para sus habitantes la disolución era inviable y poco efectiva.
Insiste en que no debe darse “por sacrosanta” la estructura de una sociedad y recomienda no catalogarla como “ineficaz”, la nueva propuesta porque es imposible vaticinar el fracaso de una idea de esta naturaleza.
Un concepto similar expone William Izarra. Aunque asegura que no conoce la propuesta de los vicepresidentes territoriales, explica que la nueva organización territorial busca eliminar una distribución política-administrativa basada en el clientelismo político.
La idea de “sacudir” la división político-territorial del país implica -extraoficialmente- la creación de seis regiones de desarrollo que estarían encabezadas, cada una, por un vicepresidente territorial.
No queda claro si la constitución de estos ejes de desarrollo significa la desaparición de los estados -como unidades de gobierno- o si los vicepresidentes territoriales constituirían una nueva instancia de gobierno -y poder- entre las regiones y el Ejecutivo Nacional. Tampoco existe certeza acerca de si los vicepresidentes territoriales serán elegidos a través de procesos comiciales organizados por el CNE o serán funcionarios designados por el Ejecutivo.
A la fecha, sólo se conoce -según los papeles de trabajo de la Subcomisión de Reordenamiento Territorial del Parlamento- que los estados Miranda, Aragua, Carabobo y la región que agrupe a lo que hoy se conoce con el nombre de Distrito Metropolitano serán el primer eje de desarrollo. El segundo estará conformado por el territorio que ocupan los estados Zulia, Trujillo, Táchira y Mérida. Los estados Falcón, Lara, Cojedes y Yaracuy conformarán el tercer eje de desarrollo. Monagas, Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta constituirán el cuarto eje de desarrollo. El quinto eje -o unidad territorial- la integrarán los estados Apure, Barinas, Guárico, Portuguesa; mientras la región conformada por los estados Amazonas y Delta Amacuro serán el sexto eje de desarrollo.
Cada uno de estos ejes será coordinado -como autoridad única- por el respectivo vicepresidente territorial. En esta tesis no se especifica el destino que tendrá el cargo que ocupa actualmente Jorge Rodríguez.
La idea de contar con varios vicepresidentes no es novedosa. Países como Argentina, Perú, Panamá y Cuba tienen más de uno. Aunque sólo en el gobierno de La Habana se contempla una estructura basada en un primer vicepresidente, que coordina el trabajo de otros cinco funcionarios.
La creación de regiones que fomenten el desarrollo económico y social de sus territorios tampoco será exclusiva de Venezuela. Por ejemplo, la Carta Magna argentina permite que varias provincias conformen unidades territoriales para promover su crecimiento.
Otro caso similar es el de Chile. Su ordenamiento territorial se centró en garantizar el desarrollo armónico y equitativo de las regiones; mientras en Ecuador está permitido que los cantones y provincias se “asocien” para fomentar el manejo más eficiente de sus recursos.
El historiador Germán Carrera Damas advierte que los temas de los vicepresidentes regionales y la nueva división político administrativa son señuelos pseudoteóricos para que la opinión pública se enfrasque en discusiones intrascendentes que distraen la atención del intento de demoler las bases de la democracia en Venezuela.
Recuerda que el camino para fortalecer la democracia es promover la descentralización, porque esta permite que las regiones no dependan del poder central al tiempo que impiden el ejercicio autoritario del poder.
“No hay ninguna virtud que discutir”, asegura el historiador. Desde su perspectiva, las propuestas del Ejecutivo Nacional sólo buscan revertir los grados de elección alcanzados, para impedir que se puedan designar por votación popular los gobernadores y alcaldes.

Texto originalmente escrito para el diario El Universal…