“Ahí viene María” -¿Y Manuel?- El anuncio formal de la candidatura presidencial de la diputada María Corina Machado viene a dar por cerrada la -presumible desde el año pasado- oferta electoral presidencial de la oposición. 
Salvo que en las próximas semanas un outsider decida intentar capitalizar el voto de los indecisos, el cuadro electoral del que saldrá el candidato que adversará al presidente Hugo Chávez en 2012 está cerrado. Solo falta saber qué ocurrirá en las primarias convocada para el domingo 12 de febrero. 
Lo llamativo de las candidaturas presidenciales de la oposición es cómo se reparten las preferencias. De los cincos aspirantes mejor posicionados en este momento, cuatro representan liderazgos que se han construido en la última década: Henrique Capriles Radonski, Pablo Pérez, Leopoldo López y María Corina Machado. Sólo Antonio Ledezma, un liderazgo nacido en la “cuarta” es capaz de colarse (aunque muy alejado de la punta en este momento) entre los que tienen presencia en las menciones espontáneas de los electores 
El mensaje parece claro: los electores exigen una renovación de los dirigentes y de la forma de hacer política. 
No obstante, los cuatro mejor posicionados -al día de hoy- no hacen equipo, aún no hacen unidad. Para crecer en las encuestas, Machado necesita “robarle” votos al gobernador del estado Miranda y al exalcalde de Chacao. Paradójicamente, si llegase a declinar antes del 12 de febrero su apoyo, presumiblemente, sería para el bloque social demócrata (AD y UNT a la cabeza) y no para los liderazgos que se podrían considerar como sus iguales generacionales. 
No es nada claro el panorama electoral de la oposición (aunque en comparación al chavismo, por primera vez en una década, es totalmente satisfactorio). No es nada claro porque el gobernador del Zulia, uno de sus principales candidatos, aún debe esperar por el futuro del caudillo de su partido para definir el rumbo que tomará su carrera política. Si se confirma el rumor de la postulación en “llave” del gobernador con Manuel Rosales, lo más probable es que un formidable adversario para Chávez no supere la alcabala de la consulta popular de febrero. 
Mientras Pérez aguarda por el exgobernador del Zulia, López aún tienen que esperar por la respuesta del Gobierno al fallo de la Corte-IDHH. Por su parte, Capriles Radonski debe trabajar para que algunos de sus adversarios no intenten capitalizar a su favor la decisión del TSJ -sorprendentemente anulada de oficio en sólo 24 horas- de admitir a trámite una denuncia rechazada en 2009. Por otra parte Machado aún no tiene claro qué sucederá con la investigación por el financiamiento que recibió Súmate mientras fue la cabeza de esta organización. 
Si olvidamos los dudas que suscitan las negociaciones, el hecho es que la oposición tiene liderazgos que pueden terminar de consolidarse para enfrentarse en 2012 a Chávez. Antes del anuncio de los padecimientos del jefe de Estado -la enfermedad puede cohesionar la chavismo, pero no ganarle votos- en un eventual cara a cara con el jefe del Estado, Capriles Radonski obtenía 34,7% y el Presidente 35,4%. Leopoldo López 29% (Chávez 36,2%), Pablo Pérez 25,9% (Chávez 36,4%), María Corina Machado 22% (Chávez 36,9%) y Antonio Ledezma 18% (Chávez 37,5%) 
Sin embargo, a pesar de lo positivo de los números, el panorama se vuelve incierto porque el electorado opositor parece no identificar los verdaderos peligros. El lanzamiento de Machado generó toda serie de críticas y reproches de parte del segmento de la población que puede influir -o cree que influye- más en la opinión pública. 
No parece lógico que se exigieran primarias para escoger a un candidato de unidad, pero se satanice a quienes aspiran a medirse en ellas. No les falta razón a quienes les recriminan a Machado que abandona la Asamblea Nacional o a quienes les recuerdan que les cerró el paso a personas que sí querían ser parlamentarios. En todo caso, su participación en el proceso de base no afecta a la oposición. 
El verdadero peligro se encuentra en que los políticos -postulados o no- que no tienen opciones reales en el evento de base intenten “manipular” la selección del aspirante presidencial de oposición gestando acuerdos paralelos. 
Y el impacto negativo de esos acuerdos deben unirse al peligro latente: lo único que mantiene unido a la oposición -hasta este momento- es el deseo antiChávez. ¿En ausencia del Presidente existirán liderazgos lo suficientemente consolidados para mantener la unidad opositora?