“El fútbol es un deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania” La frase de Gary Lineker es válida para cualquier torneo. Hay que aceptarlo: juegue bien o mal, tenga o no figuras, Alemania siempre es favorita. No obstante, eso no significa que sea invencible.
Aunque la historia y las estadísticas están a favor de los teutones no debe olvidarse que en las últimas dos décadas el fútbol alemán experimentó un declive aterrador, coincidiendo con la retirada de Maatthaeus, Voeller, Klinsmann y Brehme.

Recién en esta Eurocopa comienzan a despertar de su letargo, un letargo que no debe provocar que se olvide que los alemanes son tres veces campeones del mundo y tres veces campeones de Europa. Es cierto que no ganan nada desde 1996 (Eurocopa de Inglaterra, con Gol de Oro de Bierhoff) pero en este lapso de tiempo –con equipos realmente limitados- lograron ser subcampeones mundiales en el año 2002 y ocuparon el tercer lugar en el Mundial del año 2006.
La buena noticia para la selección española es que el equipo que lideriza Ballack no es ni la sombra de la Alemania de la década de los setenta en donde se encontraban Breitner, Overath, Müller, Beckembauer y Hoeness; ni es tampoco la Alemania de los años ochenta en la que militaba Stielike, Fischer, Magath, Littbarski, Briegel y mucho menos la Alemania de los primeros años de la década de los noventa sustentada en Hassler, Maatthaeus, Voeller, Klinsmann, Brehme y Aughenthaler.
Y esta Alemania no es igual a sus predecesoras porque –seamos sinceros- sólo ha jugado bien en el partido en contra de Portugal. De resto, sus encuentros –ni hablar del enfrentamiento en contra de Croacia- se han saldado con un fútbol horrible, sustentado en un cuestionado sistema de 4-2-3-1, en el que el doble pivote lo forman Hitzlsperger y Rolfes, delante de ellos una línea de tres con Schweinsteiger por la derecha, Ballack cayendo por el centro y Podolski pegado, muy pegado, a la izquierda, dejando sólo en punta a Klose.
Carencias al margen, la final que enfrentará al equipo teutón con “La Roja” de Luís Aragonés será el vigésimo tercer enfrentamiento entre ambas selecciones, con un saldo mínimo de victorias a favor de España. En estas estadísticas hay que separar los encuentros en contra de las RFA y de la RDA, porque –el comentario vale para los más jóvenes o lo más despistados- entre 1942 y 1988 existieron dos alemanias.
En los encuentros en contra de la RFA “La Roja” acumula seis derrotas, tres empates y tres victorias; la más recordada -sin duda- la del partido de la Eurocopa de 1984 con aquel gol agónico de Maceda en el minuto 90. En contra de la RDA la suerte no es diferente. Las estadísticas hablan de tres derrotas, dos empates y una victoria para “la furia”.
Para los más puristas, en el global de encuentros entre España y Alemania (unificada) el saldo es de tres derrotas, tres empates y dos victorias a favor de “La Roja”. Sin embargo, el último partido oficial entre ambos equipos nos remonta al Mundial de EEUU, y al empate con goles de Klinsmann y Goikoetxea.
Y las estadísticas se ponen peor, porque España sólo ha ganado dos grandes títulos: La Medalla de Oro de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y la Eurocopa de 1964 cuando venció a la URSS con aquel inolvidable gol de Marcelino. Apartando el deporte olímpico, hace 44 años que “La Roja” no gana un título. Además, hace 24 años que estuvo muy cerca de volver a ganar, cuando aquel lamentable fallo de Arconada (Europa de 1984) le dio el título continental a la Francia de Michael Platini
Para la final de la Eurocopa el análisis línea por línea –especialmente si se confirma la ausencia por lesión de Villa- demuestra que Alemania tiene una ligera ventaja. En la portería es obvio que Iker Casillas representa mucho más que Jens Lehmann. En defensa, aunque las dos zagas son iguales de lentas, la desventaja la tiene España por la poca estatura de sus jugadores. La delantera española, si juega Villa y hace pareja con “El Niño Torres” es muy superior a la alemana; sin Villa, la diatriba entre Torre-Guiza y Klose debería resumirse a un empate.
Como suele suceder en la mayoría de los encuentros, el centro del campo decidirá y en este punto hay que decir que Alemania tiene un jugador del que carece España: Ballack.
En conclusión: Por tradición debería ganar Alemania; por estadísticas debería ganar Alemania, pero… por el juego desplegado en el torneo debe ganar España y lo más importante de todo, debe ganar España por hacer feliz a mi viejo, en donde quiera que se encuentre.
Dos comentarios finales: Esta es la mejor Eurocopa que recuerdo. Lamento en el alma que mi viejo no haya podido disfrutar de estos juegos (especialmente el Alemania-Portugal; Holanda-Francia; Holanda-Italia; Alemania-Croacia; España –Italia y por supuesto Rusia-España) en donde el catenaccio cedió protagonismo al fútbol de ataque, buenas jugadas y hermosos detalles.
El otro comentario está dedicado a Hiddink. Pensé que se había acabado como entrenador después de su desastroso paso por el Real Madrid; sin embargo el holandés se transformó en el mejor seleccionador nacional de la última década. En el mundial del año 2002 –con cierta ayuda de los árbitros- colocó a Corea como referente internacional; en el mundial del año 2006 su Australia casi saca a Italia. Imagino que la FIFA le habrá cobrado “los favores arbitrales” que recibió con Corea porque el penalti que supuestamente le cometieron a Grosso –que le permitió a la azurra clasificar- fue un regalo. Dos años después hace que Rusia juegue de maravilla y se despache a la favorita Holanda. Definitivamente el mejor entrenador de la última década (salvo que Luís Aragonés gane la Eurocopa)
¡Qué viva España!