“Pobre Chávez, robaron a sus espaldas. ¿Viste como lloró por sus hermanos? Es que me lo tienen engañado”. El Presidente -los estudios de opinión pública de enero se encargarán de comprobarlo- es el gran beneficiado por la “crisis” bancaria. Una vez más -y ya son demasiadas- el liderazgo opositor no supo qué hacer o decir para desmontar la estrategia política del Jefe del Estado. Una vez más fue reactivo e incapaz de imponer una agenda de opinión pública.
¿Usted cree que hoy la gran mayoría de los venezolanos recuerda que en el año 2003 el gobierno central se endeudó por 14 mil millones de dólares para ayudar a las empresas de Ricardo Fernández Barrueco, o que Chávez lloró el domingo por los hermanos que pueden caer en desgracia?

¿Usted cree que la gran mayoría de los venezolanos está hablando hoy de la corrupción en el Gobierno y de la corresponsabilidad del Presidente, o que Chávez tuvo el guáramo de agarrar el toro por los cachos y meter preso al hermano de un ministro?

¿Usted cree que la mayoría de los venezolanos se pregunta por qué si la Sudeban objetó los fondos de Fernández Barrueco desde 2008, “el tsunami financiero” se detuvo casi en 2010? ¿Usted cree que los venezolanos se preguntan por qué los bancos del Estado depositaron dinero en las instituciones financieras caídas en desgracia a pesar de la advertencia de la Sudeban?

El tema Jesse-Arné Chacón demuestra la pasividad del liderazgo opositor. Pedir la renuncia del ministro debió ser la prioridad de la oposición inmediatamente después de que la Fiscalía anunciara que sería presentado en tribunales. No obstante, nada ocurrió. 48 horas después de que detuvieran a Arné Chacón, el Presidente anunció que aceptaba la renuncia de su ministro para garantizar la transparencia de la investigación. ¡Éxito comunicacional rotundo! Chávez le robó el tema a la oposición, que este fin de semana estuvo presa de sus miserias analizando el impacto por la creación de Vanguardia Popular. Mientras Chávez logró revertir una situación políticamente desfavorable, la oposición perdió el fin de semana analizando cómo pelearse por las candidaturas a la Asamblea Nacional, así de simple.

Los adversarios políticos de Hugo Chávez una vez más se dejaron confundir por sus anhelos. Por enésima vez vuelven a cometer el error de usar explicaciones sofisticadas para intentar conectar con la masa. A la disertación elitista de la oposición, Chávez respondió empleando una estrategia de comunicación simple y directa.

El manejo económico de esta minicrisis bancaria puede haber sido primitivo, pero el manejo político fue magistral. Cuando la oposición entienda que la gente vota por el corazón y no por la razón, tal vez comprenda por qué la mayoría de los venezolanos hoy se deben solidarizar con Chávez, porque lo tienen engañado.