El 6 de diciembre el chavismo experimentó las consecuencias del sistema electoral mayoritario que impuso en Venezuela desde el año 2009 para minimizar a sus adversarios políticos. Este sistema, unido a una pérdida histórica de votación oficialista, fue el que permitió que la oposición venezolana capitalizara suficientes curules en la Asamblea Nacional para adueñarse de la mayoría calificada de las dos terceras partes del Poder Legislativo, que le permitirá ejercer un mayor control sobre el gobierno de Nicolás Maduro.
Durante las elecciones parlamentarias del año 2010 la aplicación de un sistema electoral de sobre representación de mayorías, unido a la modificación de algunas circunscripciones de votación en función de su comportamiento electoral histórico, permitió que el chavismo capitalizando 48,5% de los votos (5.862.244 sufragios) lograra controlar 59% de los escaños (98 diputados) de la Asamblea Nacional.

En función de este resultado previo, el chavismo mantuvo su sistema electoral mayoritario para el 6 de diciembre, a pesar de que muchos de sus técnicos electorales propusieron modificarlo por un sistema de distribución proporcional de escaños como establece la Constitución.

El único cambio importante para esta elección ejecutado por elConsejo Nacional Electoral (CNE) fue la alteración la cantidad de diputados que se elegían en algunos de los principales distritos. El efecto concreto de esta decisión fue el de reducir la cantidad de diputados que se debían designar en cuatro circunscripciones con votación históricamente favorable a la oposición y anexarlos a jurisdicciones con tendencias electorales muy favorables al oficialismo.

En las elecciones del domingo, el sistema castigó abiertamente al bloque político minoritario, que en esta ocasión fue el chavismo, al extremo de sub representar al Gran Polo Patriótico, la alianza perfecta conformada por el Partido Socialista Unidos de Venezuela (Psuv) y otras 17 organizaciones.

Según la última actualización oficial de resultados, anunciados 48 horas después del cierre de las mesas, el Gran Polo Patriótico sumó 5.599.025 votos que representan 40,8% del total de sufragios válidos emitidos. Aunque cuatro de cada 10 venezolanos votaron por el oficialismo, el sistema les adjudicó solo 55 diputados de los 167 en disputa. Estos 55 diputados apenas equivalen a 33% del total de curules de la Asamblea Nacional.
Mientras, la oposición resultó sobre representada por el sistema: con 7.707.422 votos que equivalen a 56,2% del total de sufragios válidos del 6D, ganó 112 diputados que representan a 67% de las curules.

El ventajismo no surtió efecto

El análisis de una elección no puede limitarse a lo que ocurre el día de la votación, sino que debe incluir todo lo ocurrido en las semanas y meses previos al evento electoral. A pesar del favorable resultado electoral para la oposición, no se debe olvidar que bajo la mirada complaciente del organismo electoral venezolano el Ejecutivo Nacional utilizó abiertamente los recursos públicos para intentar ganar.

Los rectores del CNE -con un correlación de fuerzas de 4 a 1 favorable al Gobierno- justificaron el uso de recursos públicos para promover a los candidatos del oficialismo antes del inicio formal de la campaña,  con el argumento de que la Ley “no regula la campaña anticipada”.

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Electores venezolanos buscan su número identificación en un centro electoral.

Antes del comienzo de la campaña, fijado para el 13 de noviembre,una Misión de Estudio Electoral conjunta entre Idea Internacional y la Universidad Católica Andrés Bello exhortó a la autoridad electoral venezolana a aplicar urgentemente cinco acciones para tratar de garantizar la integridad del proceso que se realizaría el 6 de diciembre.

La misión recomendaba evitar el ventajismo, garantizando condiciones de equidad para todas las organizaciones políticas, entre ellas el acceso a los medios públicos de comunicación; realizar una intensa campaña publicitaria sobre el secreto del voto y otra dirigida a evitar confusión entre los votantes sobre la oferta en el tarjetón electoral; fortalecer la capacitación de los miembros de mesa; y ampliar la observación electoral internacional.

Ninguna de estas recomendaciones fueron acatadas. Por el contrario, los rectores del CNE iniciaron una investigación administrativa y solicitaron el Ministerio Público abrir una investigación penal contra de la Universidad Católica Andrés Bello por promover la desobediencia a los poderes públicos y violar las normas de campañas del evento electoral al colocar en los medios televisivos y radiales piezas publicitarias explicando que el voto en Venezuela es secreto. 

Para aquel momento, los estudios de opinión pública en el país indicaban que 52% de los ciudadanos creía que el Ejecutivo Nacional sí podía conocer por quién sufragaba cada quien, lo cual podía generar represalias posteriores como la pérdida de beneficios sociales.

Aunque la autoridad electoral suspendió algunos mensajes propagandísticos de los dos bandos en disputa -de la MUD y del PSUV- en medios audiovisuales e impresos durante la campaña, evitó pronunciarse y sancionar el uso de recursos públicos por parte del Presidente de la República, funcionarios del gobierno y candidatos del partido oficial.

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Militares venezolanos cierran un centro de votación en Caracas.

La débil reacción del CNE ante el uso de recursos públicos no logró evitar el ventajismo electoral que, en nuestro informe preliminar, señalamos como una de las principales debilidades del proceso electoral venezolano”, señaló la Misión de Estudio Electoral Idea-Ucab en un informe publicado el pasado 3 de diciembre.

Pero el evidente ventajismo y abuso del Ejecutivo Nacional antes, durante la campaña y el propio día de la elección, fue insuficiente para compensar la pérdida de 1,9 millones de votos en dos años que ha experimentado el chavismo. Y su propio sistema se encargó de castigar a la alianza de gobierno en la adjudicación de escaños, que esta vez favoreció abiertamente a la oposición.

Otros mitos que cayeron el #6D:

  • Sí, con votos se ganan elecciones en Venezuela

Obviando el caso de la sobre representación del sistema mayoritario, el resultado del 6 de diciembre constituye un espaldarazo al sistema automatizado de votación y ratifica el trabajo realizado en 19 auditorías previas a la elección por los técnicos  de la oposición venezolana y por los integrantes de los grupos de observación nacional. Pero el correcto desempeño del sistema automatizado contrasta con la tardanza para ofrecer resultados.

  •  Retraso político, no técnico

Aunque el 90% del total de mesas de votación del país (36.540 mesas) ya habían cerrado y transmitido información a las Salas de Totalización a las 9:04 pm del domingo 6 de diciembre, las autoridades electorales retrasaron la divulgación del primer boletín hasta las primeras horas de la madrugada del día lunes 7 de diciembre y mantuvieron congelado el conteo de asignación de diputados hasta el miércoles 9 de diciembre a la 1:00 pm.

  •  En el “arrastre” final, el chavismo votó nulo

El día de la elecciones, los rectores del CNE decidieron por mayoría prolongar el horario de las votaciones “hasta que existieran electores en las colas”. Aunque esto puede interpretarse como una medida desesperada para intentar beneficiar el remolque e intimidación de electores con recursos oficiales, el análisis de resultados no demuestra una variación significativa de las tendencias después de las 6:00 pm.

 Sin embargo, sí se observó en ese periodo un incremento importante de los votos nulos, especialmente en los centros más chavistas, lo cual podría interpretarse como una consecuencia de decisiones deliberadas de los electores contra el acarreo y presión para votar por el Ejecutivo Nacional.

  •  Oposición creció en zonas chavistas

Mientras, en zonas con mayor tendencia histórica a votar contra del chavismo también se observó un comportamiento anormal. En estos centros la participación cayó en 5% y podría explicarse por la emigración de venezolanos en los últimos 2 años. Sin embargo, el voto opositor creció hasta 25% en los centros más chavistas y debido a esto, el oficialismo apenas pudo ganar la elección en seis de las 24 entidades del país y en 18 de las 38 circuncripciones de votación en las que siempre había barrido electoramente con la oposición.