Los próximos dos años serán claves para determinar si los cambios políticos que vienen ocurriendo en la región constituyen un nuevo ciclo político. Con la incertidumbre de lo que ocurra en Venezuela, en donde siguen suspendidas las elecciones para renovar a los gobernadores, aún no se convocan los comicios municipales que constitucionalmente deben celebrarse este año y se mantiene la duda sobre la disposición del chavismo a permitir una elección presidencial en 2018; el resto de la región se prepara para vivir en los próximos 24 meses un calendario electoral intenso y determinante.

El proyecto de Correa en manos de su sucesor
Ecuador será el punto de partida para el nuevo balance de poder y lealtades regionales. Las elecciones presidenciales y legislativas previstas para el 19 de febrero pueden convertirse en el punto de quiebre de la hegemonía que durante 10 años ha mantenido la izquierda. Aunque Rafael Correa no se presentará a la reelección (argumentando problemas familiares y de salud) su delfín político Lenin Moreno encabeza las encuestas de intención de voto (con resultados que oscilan entre 34% y 38%) impulsado además por la división electoral de la oposición ecuatoriana, que confía en forzar una segunda vuelta presidencial que le permita derrotar a Moreno.

Aunque en las encuestas Moreno no alcanza el 50% de intención de voto necesario para ganar la presidencia en la primera vuelta, la división opositora, unida a la reforma electoral que en su momento ideó Correa, podrían hacerlo Presidente sin alcanzar la mitad de los votos. Si Moreno logra totalizar 40% de los sufragios válidos con una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo aspirante obtendría entonces la banda presidencial.

En la oposición ecuatoriana descartan este escenario; no obstante con el voto opositor dividido entre Cynthia Viteri (PSC), Paco Moncayo (ANC) y Guillermo Lasso (CREO) el riesgo se mantiene. Tampoco puede descartarse el hecho que seis semanas antes de las elección cuatro de cada 10 ciudadanos se muestran indecisos sobre a quién apoyar en las urnas. No obstante, los equipos de campaña de Lasso y Vietri aseguran tener estudios de opinión en los que en un enfrentamiento directo con Moreno en una segunda vuelta presidencial obtendrían el triunfo al capitalizar todo el voto opositor y el de los independientes.

Vuelve Piñera a Chile
Otra país clave para evaluar si la región se enfrenta a un nuevo ciclo político será Chile. Las elecciones presidenciales, junto a los comicios para designar diputados y senadores se realizarán el 19 de noviembre de 2017. La carrera presidencial chilena aparece marcada por la mala valoración de gestión de la presidenta Michelle Bachelet que según la mayoría de los estudios de opinión pública oscila entre 20% y 25%.

En el caso de Chile aún es pronto para saber si se mantendrán las coaliciones de centro derecha y de centro izquierda; no obstante los resultados de la última encuesta del Centro de Estudios Políticos (CEP) divulgados el pasado 4 de enero ya predefinen a los teóricos candidatos presidenciales: El ex presidente Sebastián Piñera aglutina 23% de la intención de voto, mientras el senador Alejandro Guillier mantiene su crecimiento sostenido como figura presidencial. En agosto de 2016 apenas 5% de los chilenos decía que votaría por Guillier, hoy 19% dice que votaría por él.

La aparición de Guillier (con toda seguridad será el abanderado presidencial del Partido Radical y de Nueva Mayoría) relegó a un tercer plano a la nueva aspiración presidencial de Ricardo Lagos que según el CEP apenas tiene 4% de intención de voto.

Macri se juega la gobernabilidad
En Argentina habrá elecciones parciales del Congreso el 25 de octubre y estos comicios servirán para determinar la gobernabilidad en el resto del periodo que tendrá el presidente Mauricio Macri. En concreto, se elegirán a 127 de los 257 miembros del Poder Legislativo. El resultado de esta elección determinará si el Peronismo logra recuperarse o no; o por el contrario el Ejecutivo podrá continuar con su agenda de ajustes económicos y políticos.

Esta no será cualquier elección para el peronismo, especialmente porque acudirá a ella dividido en tres grandes bloques: El liderado por Sergio Massa, el grupo adepto al kirchnerismo y el creciente sector de gobernadores de provincia que intentan desmarcarse públicamente de las acusaciones de corrupción contra la ex presidenta Cristina Fernández y de las posturas de Massa.

Zelaya vuelve a escena
El 26 de noviembre Honduras irá a elecciones presidenciales. Aunque las primarias de los partidos políticos están previstas para el mes de marzo, los teóricos candidatos que se disputarán la presidencia serán el actual Jefe del Estado Juan Orlando Hernández del Partido Nacional y el ex presidente Manuel Zelaya quien será apoyado principalmente por el partido Liberal.

La candidatura de Zelaya será especialmente emblemática para los gobiernos de izquierda en el continente, porque marcará el regreso del aliado ideológico que fue destituido en junio del año 2009 por las Fuerzas Armadas para impedir una reforma constitucional que permitiese la reelección presidencial, reelección que hoy en día si es admitida por el máximo tribunal del país.

Estos comicios serán además reveladores del nivel de influencia de la política exterior venezolana que en el pasado cerró filas para apoyar la continuidad de Zelaya.

Haití, el nuevo aliado de Maduro
Aunque su incidencia regional es menor, salvo a la hora de sumar votos en la Organización de Estados Americanos (OEA) no pude dejar de mencionarse que en los primeros días del año fue aclarada la disputa presidencial en Haití, eliminando la posibilidad de una segunda vuelta el 29 de enero al ratificarse la victoria de Jovenel Moise, candidato del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK).

Moise (que ganó dos veces en una año la votación presidencial antes de ser proclamado vencedor) puede considerarse un aliado importante del régimen de Maduro en las discusiones hemisféricas, como ocurrió en el pasado reciente con el ex presidente Michel Martelly, a quien se le considera como el padre político de Moise.

Por otra parte, a finales de 2017 Bolivia elegirá a los integrantes del Consejo de la Magistratura y del Tribunal Constitucional. Esta elección será clave para determinar si la aspiración de Evo Morales de reformar la Constitución para presentarse a la reelección en 2019 tendrá aval institucional.

En definitiva 2017 podría significar el cambio político en la región en función de los resultados presidenciales de Ecuador y Chile, el futuro de la reelección de Morales en Bolivia y la gobernabilidad de Macri. Sin embargo, estos procesos solo serán el punto de partida para las elecciones presidenciales que deben celebrarse en 2018: Costa Rica, Paraguay, Colombia, México y Brasil.

Incertidumbre en Venezuela
Los primeros días de 2017 han potenciado las dudas sobre las elecciones en Venezuela. Los comicios regionales para escoger a 23 gobernadores que debieron celebrarse en diciembre de 2016 siguen suspendidos, sin una fecha clara para su convocatoria oficial; al igual que los comicios locales para designar a 335 alcaldes que aunque constitucionalmente deben celebrarse a finales de 2017, aún no han sido convocadas.

La incertidumbre sobre la confiscación al derecho al voto la alimentan además las organizaciones políticas aliadas del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) que sostienen que los venezolanos necesitan que se le resuelvan sus problemas antes que acudir a elecciones.

Por otra parte, la designación de Tareck El Aissami como nuevo Vicepresidente Ejecutivo alimenta las dudas sobre la disposición del chavismo a permitir la celebración de una elección presidencial en 2018 con voto directo y secreto como lo establece la actual Constitución Nacional.

La llegado de El Aissami ha servido para que algunos grupos políticos comiencen a rescatar la idea de una reforma electoral y constitucional en la que el actual sistema sea sustituido por uno indirecto, como se esbozó en la idea del Estado Comunal que formaba parte de la fallida reforma constitucional que Hugo Chávez perdió en las urnas en el año 2007. Este sistema implicaría que las comunidades organizadas deben elegir consejos comunales, y éstos a su vez a los integrantes de Comunas regionales. Estas comunas deberían a su vez elegir parlamentos regionales que tendrán la última instancia para designar un Parlamento Comunal de ámbito nacional, que debería ser el encargado de designar al Presidente de la República.

A la fecha el 40% del territorio del país cuenta con comunas registradas. Según las cifras del gobierno de Maduro en Venezuela están constituidas 1.566 comunas y 46.000 consejos comunales; sin embargo según las organizaciones que velan por los derechos humanos en el país la mayoría de los consejos comunales reconocidos son aquellos que ideológicamente se identifican con la revolución bolivariana.

Más allá del debate interno en Venezuela, los resultados electorales que se produzcan en los próximos 24 meses en la región permitirán aclarar su panorama electoral.

En la medida en que los aliados ideológicos y políticos del régimen de Maduro mantengan o recuperen el poder, el margen de maniobra del chavismo para evitar procesos electorales irá creciendo; no obstante si las elecciones presidenciales en Ecuador, Chile, Paraguay, Colombia y Brasil principalmente, además de las parlamentarias en Argentina, ratifican la pérdida de poder de los aliados de la Revolución Bolivariana, entonces los venezolanos podrían estar más cerca de recuperar el derecho al sufragio como fórmula para resolver sus conflictos y podrían estar convocados a la elección presidencial que constitucionalmente debe celebrarse antes del 10 de enero de 2019.